Concha Espina
Carta te escribo martín martínez
Querido hermano: Espero que hayas disfrutado de los antruejos y que goces de buena salud al recibo de la presente. Por esta banda vamos bandeando el temporal, que a veces arrecia demasiado. Por otra parte estamos viendo con cierto desconcierto el último esperpento del palacio de los Guzmanes, donde si no quitas la denuncia, te quitan el sueldo y te mandan a galeras. Es mucho la Doña para que la saquen a bailar sin ella pedirlo. Y aunque parece que el PSOE provincial cierra filas y está al arrimo de Llamas, éste haciendo honor al apellido está pregonado como achicharrado para dentro de un año. Ya veremos si es capaz de aguantar el tirón y repetir como diputado, o de alcalde después de los sueldos que se han concedido a estos. De aquí a entonces habrá más aspirantes y habrá guerras internas; digo yo.
En Astorga, este mes de marzo, amén de la Piñata, nos llega cargadito de cultura; y así el día 6, el Marcelo Macías festejó la memoria de su titular aquel cura, sabio y polígrafo que entre sus muchos escritos nos dejó la Epigrafía romana de la ciudad de Astorga . Conferencia hubo sobre excavaciones y epigrafía de la arqueóloga municipal, María Ángeles Sevillano, que luego se entregó, gratuitamente, en forma de libro a los asistentes.
Item más, hermano; desde hace años se viene celebrando la Semana de la Mujer, que se complementa y prolonga con exposiciones, conferencias, concursos literarios y celebraciones que llenan casi todo el mes que ha sido bautizado como ‘marzo en femenino’. Cada año se recuerda a una figura femenina de prestigio social, literario o político como ejemplo de mujer modelo. Tiempo ha que se les había indicado la figura de Concha Espina, cuyas razones no hace falta explicártelas sino mentando La esfinge maragata . Resistencias hubo pues en la organización, no sé por qué, se tenía a esta escritora como un tanto ‘fachendosa’; y según decían porque alguna asociación de mujeres, que participan activamente en estos actos, la calificaba de maltratadora de la mujer maragata en su novela; y algo de eso sí que hay, pues Concha Espina llegó a confundir la parte con el todo en este aspecto; bien cierto es que la mujer de esta comarca , como las de otras muchas, era esclava de la tierra, especialmente si el marido había emigrado; no así las maragatas esposas de arrieros, que cuidaban sus caudales mientras el marido iba de Galicia a Madrid y viceversa, con trabajadores a jornal.
Bueno, querido, pues al cumplirse este año el centenario de La Esfinge se le ha hecho justicia a su autora; la organización se ha convencido de la personalidad de la escritora que abandonada de su marido sacó adelante a sus hijos a base de mucho trabaja y de ímprobos esfuerzos en un domicilio en ruinas. Que fue mujer independiente y valiente buscando apoyos para librar del patíbulo al anarquista Bautista Acher; lo consiguió con el apoyo de toda la intelectualidad de aquellos años 20; con valentía se enfrentó al santón Menéndez Pelayo, defendiendo la tragedia Electra , versión de don Miguel de Unamuno que don Marcelino condenaba irremisiblemente; valientemente aguantó Concha Espina el arresto domiciliario, en Mazcuerras, su pueblo natal ahora llamado Luzmela, en tiempos de la guerra civil de 1936; y con valentía se enfrentó a su ceguera, ya de provecta edad, escribiendo sin cesar ayudada de falsillas.
La esfinge como novela se alzó con el premio Fastenrath de la Real Acadermia, si bien leída por los habitantes de Maragatería deja cierto poso de desencanto; dicen, y es verdad, que no refleja la realidad de esta tierra ni física ni espiritualmente. Pero no hemos de olvidar nunca que es una novela, no una historia de la comarca, y que solamente estuvo por aquí unos días. Es una gran pieza literaria que no tiene por qué ceñirse a la realidad. En este centenario, con retraso de años, se ha hecho justicia a doña Concha. Bien nos parece. Cuídate hermano.