MEMORIA
Astorga saca al aire la memoria de Valderas
El Ateneo Republicano homenajea a los fusilados de la guerra en la persona del panadero valderense José Gómez Chamorro. Cientos de esqueletos anónimos reposan mezclados en el osario de Astorga. La mayoría proceden de los enterramientos de fusilados durante la Guerra Civil en las tapias del cementerio. Se sabe que al menos cinco, y posiblemente más, eran de Valderas. José Gómez Chamorro, panadero de 34 años, es uno de ellos
En Valderas, a principios del siglo XX, era una estampa cotidiana ver a los hombres en la plaza esperando a ser contratados como jornaleros por los grandes propietarios a capricho. Nadie sabía si volvería al tajo al día siguiente. Con el tiempo se organizaron en sindicatos, principalmente la UGT y la CNT.
Al proclamarse la II República, el 14 de abril de 1931, otro hombre que se pasaba el día en la plaza, Victoriano López Rubio, fue proclamado alcalde. No era jornalero, ni trabajaba la tierra; regentaba el kiosko de prensa. «Las mejoras sociales que llevó a cabo nunca serían bien acogidas ni perdonadas no sólo por la derecha de Valderas, sino por la de León», afirma Sol Gómez Arteaga.
Nieta de un fusilado de Valderas y biznieta de otro hombre a quien le conmutaron la pena de muerte, fue una de las personas que alzó la voz en nombre de los represaliados del franquismo en Bruselas durante la jornada Recuperando fosas, exhumando dignidades de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).
Al triunfar el golpe de Estado de Franco y otros militares, el 18 de julio de 1936, Valderas se convirtió en pasto de una cruel revancha. Victoriano López fue enterrado hasta el pecho y lapidado en el campo de concentración de San Marcos de León hasta que le arrebataron la vida de forma tan cruenta.
El 24 de julio de 1936 fueron detenidos 178 hombres Valderas, al sur de la provincia de León. Para hacerse una idea de la magnitud de la batida falangistam que no fue la única, hay que tener en cuenta que la villa contaba con unos 3.300 habitantes.
Entre los detenidos estaban José Gómez Carracedo, a quien sacaron de la panadería donde trabajaba, y Andrés Carriedo Callejo, abuelo paterno y bisabuelo materno de Sol Gómez Arteaga. Primero les llevaron a Benavente y después tomaron rumbo a Astorga, al cuartel de Santocildes. Aquí nace la causa general de Valderas, el juicio sumarísimo 349/1936: 23 personas condenadas a muerte.
Andrés Carriedo, de 59 años, y de ideas izquierdistas, fue uno de ellos. Sin embargo, corrió mejor suerte que su yerno. Le conmutaron la pena capital por prisión perpetua y salió después de siete años de cárcel. José Gómez Carracedo fue fusilado el 11 de octubre de 1936 en las tapias del cementerio de Astorga junto a otros cuatro paisanos —Pacífico Villar Pastor, Teófilo Álvarez García, Vicente Álvarez García y Germelino de Lera Caballero— acusados de traición tras ser sorprendidos con una carta escrita en clave —topónimos de Valderas representaban las provincias de España— con el propósito de recibir noticias del frente. Pretendían entregar la carta a la novia de Pacífico. Pero todos sus planes se acabaron con la causa 6/1936.
Hace unos años, la familia de José Gómez Chamorro tuvo recibió los 300 folios ajados y amarillentos que la ARMH fotocopió en el Archivo Militar de El Ferrol. El sumario sirvió para reconstruir el puzle de la memoria de aquellos hombres y la feroz represión desatada en Valderas tras el golpe de Estado.
El acta de enterramiento da cuenta del lugar exacto donde fue enterrado Gómez Chamorro: Sexta fila, cuarta sepultura, Cuartel veintitrés y clase tercera. Pero cuando Sotera Carriedo Ortega, su esposa, se desplazó a Astorga en 1982 para saber dónde estaba enterrado su marido el enterrador le dijo que los restos de aquellas fosas habían sido removidos a un osario.
«Es prácticamente imposible hacer una actuación técnica que permita averiguar la identidad de los restos», señala Marco González, presidente de la ARMH en León. La asociación ha pedido permiso al juzgado de Astorga para fotocopiar las actas de defunción de todos los fusilados en Astorga. Hay identificados los nombres de 16 bercianos y se cree que puede haber otras diez personas de Valderas en la fosa exhumada en El Grillo (Estébanez de la Calzada). Pero todas las investigaciones sobre la memoria están casi paradas por falta de fondos.
Mientras tanto, con motivo del 83 aniversario de la proclamación de la II República, que se cumple mañana, el Ateneo Republicano de Astorga rinde homenaje a las personas que fueron asesinadas en Astorga a causa de la represión.
«Dile a tu hermano que recibí las 25 pesetas, sacas la ropa al aire para que no se apolille», había escrito a su esposa en una de las cartas que pudo enviarle desde Astorga. Ahora es su memoria la que sirve para recordar a los valderenses anónimos y en paradero desconocido, de gentes de otros puntos de la provincia y de fuera de León que cayeron en Astorga.
La familia de José Gómez Chamorro participa en este acto, hoy domingo a las 12 horas en el cementerio de Astorga, frente al lugar de memoria erigido en recuerdo de los fusilados y presentado por Carmen Valderrey.