Diario de León
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Carta te escribo martín martínez

Querido hermano: Hace más de cincuenta años atrás decía un escritor mejicano, Alfonso Junco: Amigo lector, cualquiera que sea tu credo, no seas crédulo; y cualquiera que sea la configuración de tu cabeza nunca te dejes tomar el pelo. Desde hace unas semanas vengo dándole vueltas a este consejo: por algún estante de la biblioteca anda el librillo, que no llega al centenar de páginas; trata sobre la colonización y la inquisición despejando muchas dudas. Es un buen consejo que seguirlo me ha dado resultado, aunque me encuentre muy lejos de su extremo pensamiento político.

Así que, hermano, a la vez que te deseo buena salud cuando recibas estas líneas, te diré que de momento voy a seguir siendo incrédulo. Porque se dice que hasta 200 «griales», santos y menos santos, se encuentran repartidos por el mundo añadiéndole ahora el de León. Y si lo que descubrió Turienzo en el archivo de El Cairo, a instancias de Margarita Torre y cía es un tanto verosímil va a aguar muchas copas. Aún no sé lo que opinan los de Valencia que han ofrecido su grial nada menos que a dos papas para celebrar misa; este de San Isidoro parece que solamente cuenta con la comunión de Franco allá por 1964, siendo pues un bagaje bastante escaso y de escasa fiabilidad en estos tiempos. No sabemos que opinarán los vieneses, los genoveses y toda la patulea de poseedores de «un santo grial».Siempre pensé que el de Arimatea no tenía posibles más que para cuencos de barro y quizás alguno de latón.

Lo del viaje de ese pedrusco cóncavo desde Jerusalem hasta la basílica de San Isidoro de León, pasando por El Cairo y Denia, sí es verosímil; viajes más largos ha habido; y según parece, lo atestiguan los papeles que llevaban siglos en ese archivo cairota. Sin embargo en cierta estación televisiva oí a Margarita —buen cruce salió de Astorga y La Bañeza— que según los documentos (los de El Cairo suponemos) se lo entregó a Fernando I en señal de agradecimiento porque el leonés mandó a Egipto un gran cargamento de víveres en un año de gran hambruna.

Y con esto, querido, me armo el gran lío pues no sé si el obsequio era del jefe egipcio o del jefecillo de Denia, quien previamente lo había recibido del egipcio; el de Denia parece que buscaba aplacar la furia del leonés al que sospechamos le endilgaría otras cosillas como regalo, que con un cuenco Fernando no se conformaría. Es de suponer que el pedrusco de la base del cáliz de doña Urraca entraría en el lote del levantino de Denia que por las trazas debía ser bastante levantisco. Es una lástima que don Antonio Viñayo no pueda corroborarnos aquella su intuición, que él ya lo sospechaba, y nadie le hizo caso. Por si las moscas, Maragaritina, déjame en mi incredulidad por el momento.

Hermano he sido fiel seguidor de la primera propuesta del mejicano, aunque a veces me la han jugado. La segunda no he podido esquivarla; una vez más me han tomado el pelo, aunque ahora ese adorno está ausente por mor de la quimioterapia. Una vez más, la prepotencia económica de la Red de ciudades en la Vía de la Plata, disfrazada de Ruta Vía presenta sus falsas credenciales para estirar la verdadera vía por el Sur hasta más allá de Sevilla y por el Norte hasta Gijón. La pamplina de esas ciudades, en su día, la tragaron en el ministerio correspondiente; y lo que aún es peor en la consejería de cultura y turismo de la autonomía de Valladolid. De manera que ninguneando la histórica y auténtica Vía de la Plata, la Red esa se ha alzado con el santo engañoso y la limosna, pues «apanca» con las subvenciones millonarias sin rubor alguno. Ahora esas ciudades solicitan nada menos que la ruta-vía sea incluida como patrimonio mundial de la Unesco. Supongo que la Asociación de Pueblos en defensa de la Vía histórica tendrá algo que decir; y alguien obligado «podía hacer algo»; digo yo. Cuídate, hermano.

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