datos del padrón
La mujer rompe con el pueblo
La falta de salidas profesionales y las carencias en los servicios provoca en los últimos treinta años una sobre-emigración femenina que deja a las localidades más pequeñas con un mayor número de varones.
Las leonesas son más —250.573 mujeres en la provincia superan en 11.394 el número de varones— y viven más —una esperanza de vida de 86,10 años en el 2012 frente a los 79,81 que alcanza un leonés—, pero el medio rural está más poblado de hombres que de mujeres, hasta el punto que cuanto menor es el municipio mayor es el número de varones y viceversa. La mujer ha roto con el pueblo. Lo dicen los números. Y, así, el 40,64% de las féminas reside en 114 de los 121 municipios de la provincia y sólo 7 —León, Ponferrada, San Andrés del Rabanedo, Villaquilambre, Astorga, La Bañeza y Villablino— concentran más de la mitad de las leonesas: el 59,36%.
Como ejemplos se puede citar Escobar de Campos, el pueblo con menos empadronados, en el que hay 32 hombres frente a 19 mujeres, mientras que en el otro extremo se sitúa, entre otros, Valencia de Don Juan, pueblo en el que se aprecia la querencia femenina a los núcleos de población más grandes, con 2.645 mujeres y 2.554 hombres. Es en los 3.000 empadronados donde la balanza comienza a inclinarse del lado femenino y su predominio poblacional es absoluto en León a partir de los 10.000 habitantes.
Así, de 144 municipios con menos de 1.000 empadronados, sólo en 16 ellas son más que ellos, en los 45 de 1.001 a 3.000 superan a sus compañeros en número en 11 y reinan en la mitad de los 10 de 3.001 a 10.000 empadronados.
Los datos se reflejan en el último padrón publicado por el Instituto de Nacional de Estadística (INE), actualizado a 1 de enero de 2013, y obedecen a la falta de oportunidades de trabajo de la mujer en el medio rural. El desamor entre mujer y pueblo, que es generalizado y no particular de la provincia, se conoce como sobre-emigración femenina entre los especialistas, según explica el profesor de Geografía de la Universidad de León, José Cortizo.
Visto desde la otra perspectiva, el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente (Magrama) lo denomina masculinización del medio rural, un índice mayor en los pueblos que en las ciudades. Se opte por uno u otro punto de vista para denominar el fenómeno, el resultado es una desarticulación demográfica en función del sexo de los vecinos, en un mundo rural despoblado y envejecido.
Para Cortizo los datos son «la foto fija de lo que ocurrió en las últimas décadas: Por los menos, los últimos 20 a 30 años» y apunta que es este el motivo por el que los esfuerzos por fijar población en el medio rural se encaminan a que la mujer decida vivir en el pueblo. La mujer ha dejado el medio rural «por falta de oportunidades de trabajo y por falta de servicios» como guarderías y educación para los hijos. En cambio «allí donde hay empleo femenino, como un residencia de ancianos, la mujer se queda».
Las carencias en escuelas infantiles, la temporalidad del profesorado, la falta de servicios asistenciales como centros de día o residencias, la imposibilidad de encontrar empleo a tiempo parcial y de reciclaje profesional y las deficiencias del transporte público y de las vías de comunicación son factores que inciden decisivamente en el fenómeno, según los estudios.
Cortizo explica que en la pirámide de población de los pueblos masculinizados se observa que «en las franjas de mayor edad hay más mujeres y, según vamos descendiendo, predominan los hombres». «De los pueblos se han ido los jóvenes y las mujeres, porque la mujer no tenía una formación específica y la ciudad le ofrecía más oportunidades de trabajo». Abajo, en el gráfico, se pueden ver las pirámides de una zona urbana, Astorga, y dos rurales, el primero, Izagre, con menos de 1.000 habitantes y el segundo, Bustillo del Páramo, que supera el millar en una comarca menos despoblada que la del primero.
También se ha producido una huida ilustrada, predominantemente femenina, en aquellas personas que han tenido acceso a una educación superior. La actividad profesional que sigue a estos estudios no suelo desarrollarse en el medio rural.
Si se comparan los datos nacionales con los provinciales, las mujeres que viven en entornos urbanos (municipios de más de 10.000 habitantes) son más en León que en el conjunto del Estado, con un 59,36% leonés frente al 51,20% nacional. Es decir, las leonesas son más urbanitas que la media de las españolas.