LA ALUBIADA
Fogones a cielo abierto
Las cazuelas ya están listas para cocinar los 650 kilos de alubias, los 150 de chorizo, la panceta o los pimientos para saciar a los 6.000 comensales que espera. la Alubiada
El alcalde hizo ayer los honores de poner las alubias a remojo, como manda la costumbre
La plaza Mayor vuelve a convertirse hoy en una cocina y un comedor gigante a cielo abierto. La Alubiada, que cumple doce ediciones oficiales, volverá a tener al frente al cocinero Paco Rubio, el padre de esta iniciativa que, como el mismo reconoce, encontró en el alcalde, José Miguel Palazuelo, y el concejal de Ferias, Tomás Gallego, el respaldo que necesitaba. Año a año la cita crece, igual que la Feria Agroalimentaria que la arropa.
Para esta ocasión la lista de la compra es sobre todo abundante. 650 kilos de alubia de la variedad riñón, 150 kilos de chorizo, unos 100 de hueso de jamón, 200 de panceta, 30 kilos de ajos, 60 litros de aceite, ocho kilos de pimentón, 30 de pimiento verde y dos sacos y medio de cebollas para saciar el apetito de los 6.000 comensales que se esperan en esta popular comida. No queda ahí, pues por cuatro euros el menú se completa con un filete de pollo a la plancha, bebida y postre.
«El mérito de todos es hacerlo bajo el cielo», reconoció ayer Rubio, que vuelve a ilusionarse edición tras edición con la alubiada. En la plaza ya están instaladas las ocho marmitas enormes que cocerán las alubias y también las de menor tamaño que cumplirán la misma misión y que hoy a las siete de la mañana comenzarán a coger calor. La cita que ensalza y realza uno de los productos más típicos de la comarca vivió ayer uno de los actos más tradicionales, poner a remojo las legumbres que hoy los paladares de todos los asistentes saborearán.
Talleres y solidaridad
La Feria Agroalimentaria sigue. Los ochenta expositores habilitados ofrecieron ayer sus productos: hortalizas, aceites, panes o dulces atrajeron la atención de todos aquellos que pasaron por la plaza Mayor. Además, se desarrollaron talleres para niños, que aprendieron a hacer helado o repostería. Por la tarde, se celebró la chocolatada en favor de los enfermos de Alzhéimer, además de la cata de Gin Tonic.