El espejo en que se miraban los mineros

La trayectoria sindical y política de José Ángel Fernández Villa (Langreo, 1943) no puede concebirse sin su vinculación con la minería, un sector en el que lideró la lucha obrera desde que, en 1976, creó el Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias (Soma). Vinculado laboralmente a Hunosa, Fernández Villa había recorrido en su andadura laboral muchos otros sectores pero fue en el carbón donde desarrolló un largo periplo sindical que le llevó a encabezar el principal sindicato minero del país desde 1979 hasta 2013, año en el que se retiró de la vida pública.

Una de sus gestas sindicales, además de su papel en las huelgas mineras de los años 80, fue el encierro en el pozo Barredo, durante la crisis minera de 1991, una protesta en la que estuvo acompañado por Antonio González Hevia, entonces secretario general de minería de CCOO, para luchar contra el Plan de Reconversión Industrial de Hunosa. Tras 12 días de encierro, su salida fue arropada por una multitud.

Compaginó su papel sindical con su vertiente política, ya que formó parte de la cúspide socialista asturiana desde la transición, con cargos que le llevaron al Senado durante una legislatura, y la Junta General del Principado como diputado desde 1983 hasta 2007. El ahora investigado por la Fiscalía Anticorrupción, que fue condecorado en 2009 con la Medalla al Mérito en el Trabajo por su labor en el Soma, echó pulsos en la lucha del carbón con Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, ambos en la Presidencia del Gobierno, y también compartió con Alfonso Guerra y el propio Zapatero jornadas en Rodiezmo. Más allá de su faceta de ‘héroe minero’, Fernández Villa también fue acusado de haber sido confidente de la Policía Franquista en un libro del asturiano José Ramón Gómez Fouz.