Villamañán, cuatro siglos dando toros
La casa de cultura acoge una colección de carteles taurinos, en un municipio donde la fiesta se documenta ya en 1578.
Los usos festivos en León han ido cambiando con el paso de los tiempos, pero la numerosa documentación habla de un pasado taurino en el sur de la provincia que puede asemejarse al de otras cercanas como Valladolid, Zamora o Salamanca cuyos pueblos aún hoy mantienen viva esta afición. También localidades leonesas de estas latitudes como Sahagún, Valderas, Pobladura de Pelayo García, Valencia de Don Juan o Villademor de la Vega tienen festejos taurinos habitualmente en sus programas.
El caso de Villamañán es especialmente significativo. Así lo atestigua la colección de los carteles de los festejos con reses bravas que decoran las paredes del salón de actos de la casa de cultura. Existe documentación de que en la localidad ha habido toros desde hace más de 400 años.
La primera constancia escrita se remonta a 1578 cuando el Regimiento manda comprar un toro para que fuera capeado el día de la Octava del Corpus.
En 1590 y 1592 se construye un tablado para que «la gente noble y principal pudiesen ver toros con comodidad». En 1603 se ordena traer 200 varas para los festejos.
Las corridas se celebraban el lunes después de la octava del Corpus y una anotación de 1630 indica que se realizaban frente al Ayuntamiento ya que las autoridades los contemplaban desde las ventanas del mismo.
En 1620 hubo una corrida para agasajar al marqués de Astorga en una visita a la localidad.
Hasta el último tercio del siglo XVIII los eventos taurinos seguían celebrándose en la misma fecha del año y los gastos eran sufragados por la Cofradía del Santísimo Sacramento.
En 1843, en San Antonio
A partir del año 1843 las corridas se pasan a la festividad de San Antonio habiendo documentación de novilladas también en 1845, 1867 y 1869.
En 1873 un grupo de vecinos de Villamañán formado por Rafael Gusano, Francisco Delgado, Ángel Muñiz, Santiago Almuzara, Tomás Vivas, Vicente Vivas y Andrés Merino solicitaron al Ayuntamiento la cesión por 12 años del solar del convento y la madera necesaria para construir una plaza de toros y dar dos corridas ya en las feria de la Virgen de la Zarza. El consistorio accede y la plaza es dada de paso por el Maestro de Obras Públicas Ciriaco Fernández, de Valencia de Don Juan.
En 1875 hay dos corridas los días 8 y 10 de septiembre. En una se capearon, picaron a caballo y mataron tres toros de tres años y uno de uno de la ganadería El Pinganillo, de Fuentes de Ropel (Zamora). En ambas el torero fue José Feijoo (Madrid).
La plaza tuvo que ser desmontada en 1877 porque ya se encontraba en muy mal estado.
En 1903 volvió a celebrarse una novillada en la fiesta de San Antonio.
No fue hasta el año 1924 hasta cuando Faustino Rodríguez Riaño construye una nueva plaza, dándose una becerrada y dos festejos mayores. El 9 de septiembre se lidiaron novillos de Villagodio para Pascual Doñate y Antonio Carriches. Fue un desastre porque de los cuatro novillos, tres quedaron sin matar.
El día 11 se lidiaron seis toros para el matador Luis Mera.
En el año 1925 se celebraron tres novilladas: el 1 de julio y los días 6 y 10 de septiembre.
Las décadas de los cuarenta y cincuenta se celebraron habitualmente festejos taurinos en la localidad. También las de los sesenta y setenta.
En 1983 se instaló una plaza de toros portátil en los terrenos de las escuelas para un festival cómico-taurino.
También en una plaza portátil se celebró una novillada sin picadores en el año 2006.
En el 2008 el Ayuntamiento construyó un auditorio que sirve también como plaza de toros en la que se tienen lugar sueltas de vaquillas durante la fiesta de los Cachones en el mes de julio.
Sin toreros, suspendido
Dos festejos se tuvieron que suspender porque los toreros anunciados estaban el mismo día toreando en otro lugar.
Fue en 1973 cuando el novillero Jacinto Durán no compareció porque estaba anunciado también en un pueblo de Zamora. Parecido ocurrió en 2007.