Diario de León

mejora de la cabaña ganadera

Lola, una novilla para fabricar embriones

La ganadería Blanco-Caño adquiere una res cuyas futuras crías interesan ya a los centros de mejora genética.

La becerra es el orgullo de la Blanco-Caño, en San Millán de los Caballeros.

La becerra es el orgullo de la Blanco-Caño, en San Millán de los Caballeros.

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A. Domingo | SAN MILLÁN
León

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Es más frecuente encontrar este objetivo entre los de las administraciones públicas que en las de una ganadería en concreto: la mejora genética de la cabaña ganadera. Y más si se trata de un programa de obtención de embriones de un animal de la aristocracia frisona, con un árbol genealógico de animales calificados excelentes o muy buenos. El caso no es frecuente en explotaciones ganaderas españolas y es único en la provincia.

Se trata de Joma Mestajas Lola, una novilla de siete meses, que adquirieron el ganadero leonés José Bernardo Ramos y la agricultora vallisoletana, exganadera y apasionada de la genética Conchita González, en la última edición de Agropec, la feria ganadera de Gijón. Los copropietarios de la ternera pagaron 6.100 euros por la hija de Lynn —cuya venta con dos años alcanzó los 31.000 euros, y del semental Chevrolet—. Ramos señala que la jata «dobló con mucho» el precio de la siguiente ternera más cara en la feria gijonesa y llega a la mayor ganadería de León con el objetivo de dar a la explotación los ejemplares con las mejores características genéticas para aumentar la producción de leche.

Los precios citados apuntan a que Lola, la undécima generación de animales muy buenos o excelentes, es una inversión para la explotación: una fábrica de embriones, de animales para la producción, por sus excelentes condiciones raciales. Su ADN está certificado por un laboratorio de Estados Unidos y el mismo proceso se sigue ahora en España. Tanto es así que por su primer macho se pagarán entre 4.000 y 8.000 euros, estiman en la ganadería.

Pese a que aún habrá que esperar a que cumpla once o doce meses para que transmita su carga genética ideal, a Lola ya le han salido novios. Los cuatro centros de mejora genética que existen en España han pedido machos de Lola para su evaluación y obtención de dosis seminales para preñar vacas. Se trata del leonés Genétical, el gallego Xenética Fontao (Galicia), Ascol, de Asturias, y Aberekin, que comparten las comunidades vasca y cántabra.

Lola vive ahora en San Millán de los Caballeros, en la explotación Blanco-Caño, donde la cuidan con mimo —se encuentra estabulada en un recinto específico— para que desempeñe su papel de donante de embriones y, más adelante, de mamá, porque, en principio, no llevará a término la gestación.

Aplicando la transferencia de embriones, técnica de la que es fruto Lola, una vaca que podría alumbrar hasta seis u ocho terneros en su vida puede multiplicar su descendencia de manera considerable. Esta técnica ha logrado más de cien crías de una vaca durante su vida reproductiva, aunque son otras hembras las encargadas de alumbrar los terneros.

Cuando Lola llegue al año estará preparada para someterle a una superovulación: un proceso hormonal por el que puede llegar a producir hasta diez o doce óvulos en vez de uno, como sucede en circunstancias normales. Seguidamente se le inseminará con semen de un macho de élite y se esperará de siete a ocho días para retirar los embriones mediante un lavado del útero con sueros enriquecidos con proteínas y nutrientes.

El proceso exige disponer de unas vacas receptoras, que no aportarán nada a los nuevos terneros desde el punto de vista genético. Todo lo que precisan las madres de alquiler es buena salud y aptitudes para acoger la donación, motivo por el que se utilizan novillas que no hayan parido que, por su juventud, son más fértiles y cuentan con más probabilidades de éxito para aceptar el óvulo fecundado y llevar a término la gestación. Además no suele tratarse de las vacas con mejores condiciones genéticas. Al contrario, suelen ser peores en este aspecto, ya que el ADN del embrión procede de dos animales excepcionales. Su función se limita al desarrollo del cigoto, mientras que las mejores vacas de la explotación se preñan con dosis seminales procedentes de toros de élite, en una granja con 1.000 hembras fértiles, que gasta alrededor de 60.000 euros anuales en dosis seminales (la media se sitúa en 60 euros de semen por preñez).

Se eligen los mejores

A la recolección de embriones sigue su análisis en el laboratorio. Sólo los que se consideren buenos se implantarán en las receptoras, en un plazo máximo de dos horas desde su extracción de la donante si la no se trata de embriones congelados. En cualquier caso, se prefiere la implantación en fresco, que presenta un éxito del 50 al 60%, un 10% más sobre el implante de los que se congelan. Posteriormente se vigila el desarrollo de las nuevas reses en el seno de las donantes.

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