Diario de León

La obra, con una inversión de más de 600.000 euros, se ha prolongado cuatro años

El Gobierno ha aportado 314.000 euros, la Diputación sufragó 227.000, el Ayuntamiento 69.000 y Caja España 15.000 euros.

La sala central de la planta baja exhibe toda la colección de maquinaria.

La sala central de la planta baja exhibe toda la colección de maquinaria.

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a.g. valencia | astorga
León

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Una suma para un fin común. El nuevo Museo del Chocolate ha supuesto una inversión que supera los 600.000 euros. Fondos que han llegado desde el Gobierno, la Diputación y las arcas municipales. Las actuaciones para rehabilitar el Palacete de Magín Rubio se han prolongado cuatro años, pero ya son una realidad.

Fue en el año 2010 cuando nació la propuesta de reubicar la colección en la casona modernista. En el mismo periodo coincidió la concesión de una subvención del Plan E de 312.915 euros. Gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero y la ayuda supuso el punto de partida para las actuaciones. Como en toda obra, en los entresijos hay momentos llenos de dificultades y en plena crisis parecía que la inversión siempre era insuficiente. Lo fuera o no, el nuevo museo está terminado.

A la aportación del Ejecutivo Central se ha sumado la ayuda de la Diputación en las sucesivas fases. En total la institución provincial ha aportado a los trabajos 227.229 euros. Además, el Ayuntamiento ha colaborado con el 20% de estas cuantías, destinando de las arcas un total de 69.000 euros para el museo. No queda ahí, y la musealización —según recordó la alcaldesa, Victorina Alonso— también se ha hecho realidad gracias a 15.000 euros de Caja España.

La rehabilitación del palacete ha sentado las bases para un proyecto de futuro, que promete tener un largo recorrido a nivel nacional y mundial. El Museo del Chocolate cuenta con seis salas, divididas en dos alturas.

La directora, Elvira Casado, que se ha encargado de velar por cada detalle, desgranó el alma de la colección. Las puertas de la casona modernista dan la bienvenida al visitante, que accede al museo por la tienda. Un espacio que recrea los comercios de antaño. Nada queda al azar y desde ahí se da paso a la Cámara de las Maravillas, un lugar que homenajea el origen de los museos actuales. Sus paredes de madera exhiben una bonita colección que marca el inicio del esplendor de la industria chocolatera de Astorga.

En la planta central no podía pasar desapercibida la materia prima; el cacao. Reminiscencias a las culturas mayas y aztecas que acunaron el producto. Un ilustrativo gráfico recoge el viaje del chocolate hasta nuestra tierra y una vez aquí cómo se trabaja. Por eso se abre el universo de la maquinaria y los modos de fabricar el producto; a brazo y a la piedra, un sistema más mecanizado que ofrece la posibilidad de contemplar también el material para hacerlo, fabricado en Astorga.

En la zona central hay elementos muy curioso como los moldes de los tradicionales cigarrillos, así como un espacio dedicado a la documentación, donde no pasan desapercibidas las cartillas de racionamiento, los cupones o el material encontrado en el archivo municipal, donde en 1635 se hace la primera referencia al chocolate en Astorga.

El nuevo Museo del Chocolate cuenta con una segunda planta donde se da la bienvenida al consumo y se muestran las tazas antiguas. Hay otra sala dedicada a la publicidad, los chocolateros invirtieron enormes cantidades de dinero en difundir su producto. Aquí puede comprobarse como ha ido cambiando la estética del producto y con ella los propios anuncios. No falta el espacio dedicado a la imprenta, que tanto prosperó en la ciudad maragata. Los Sierra marcaron un hito, muy ligado al chocolate. Además, el colofón es el homenaje a los maestros chocolateros. Un rincón cuidado donde se repasa la vida y el hacer de los más ilustres. La colección cuenta igualmente con una sala polivalente.

El museo tiene en el bajo una biblioteca y un archivo para investigadores. Se ofrece así la posibilidad de seguir bucenado en la historia. Una colección para disfrutarla y comérsela día a día.

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