ESTALLA EL MARTES EN LA BAÑEZA
Don Carnal se queda para siempre
El gran desfile ensalza a la Musa que homenajea en su vestido a todos los carnavaleros y en sus alas a las máscaras del cartel
Otra parte más de Don Carnal se queda en La Bañeza para siempre. En los disfraces y en las puntadas, en los acordes y en las charangas. En definitiva, en todos y cada uno de los carnavaleros, que ayer disfrutaron del gran desfile. El apogeo máximo de la mascarada. Y es que si Don Carnal aún no se ha empadronado, los bañezanos le están esperando y así se lo demuestran cada martes de Carnaval. Ayer no fue menos y una imponente comitiva de color se citó para homenajear al que es santo y seña de esta tierra. Más de 60 grupos, 22 charangas y 25 vehículos con sonido recorrieron las calles de la ciudad. El ejército carnavalero se entregó al completo sin venirse abajo ni por el frío, propio de febrero, ni por ningún otro motivo.
Abriendo el desfile y en la carroza más alta, la Musa del Carnaval 2015, Silvia Carracedo, regaló su sonrisa al numeroso público. Su vestido blanco para la ocasión, obra de su tía Camino Carracedo, fue un homenaje a todos los carnavaleros de la ciudad. La tela salpicada de colores iba recogiendo los nombres de todos los grupos de Carnaval y en las alas de la musa se recreaban las máscaras que este año han protagonizado el cartel de la fiesta más genuina de la ciudad. Todo un guiño a Don Carnal y a los bañezanos que lo han consagrado.
La mascarada escribió ayer un nuevo capitulo de su historia. Más bien lo redactaron los personajes de animación que cobraron vida en los carnavaleros. Tim Burton y su Alicia en el País de las maravillas, los troyanos y su imponente caballo, los globos aerostáticos del Teleno, arlequines, duendes y magos, espantapájaros, domadores y sus fieras, Frozen, indios, apicultores, pompas de jabón, Freddy Krueger, Piolín y Silvestre, mosqueteros, los piratas con más ritmo del Caribe... En definitiva un enorme ejército con la única arma del confeti.
Y entre tanto, en el gran desfile de Carnaval tampoco faltaron los espontáneos. Un confitero con un roscón sin millón, Torrente, Estela Reinols o un jinete. Es la esencia carnavalera, la que tiene la imaginación por bandera. También los hubo más nostálgicos y sacaron a relucir las cintas de casete. Lo que no faltó fue purpurina y sobre todo ganas de pasarlo bien para que Don Carnal vuelva a vivirse 365 días.
Aunque hoy llegará la despedida, sólo será un hasta luego y dentro de nada la imaginación volverá a ganar peso. Doña Cuaresma espera a la vuelta de la esquina, pero aún queda enterrar a Don Carnal. Las plañideras ya preparan los pañuelos, pero no hay de que preocuparse porque en La Bañeza, esta tarde, el luto también es un disfraz.