El agresor de Boñar: una fuga o un suicidio

La Guardia Civil dio ayer un nuevo paso en la búsqueda del ferretero sospechoso de herir gravemente a una mujer en Boñar el día 18, Manuel Escobar, con la presencia en el área en la que se encontró el turismo en el que huyó, en Puente Villarente, de agentes del Servicio Cinológico. En esta ocasión, los guardias llegaban de Madrid —en vez de Zamora, como es más frecuente— con perros especializados en la búsqueda de restos biológicos, es decir, en rastreo de cadáveres.

El trabajo de los agentes no dio resultados positivos. Los canes no encontraron una pista y no volverán a intentarlo hoy. El empleo de perros adiestrados en estas labores no significa que la Guardia Civil considere que Escobar haya fallecido. Sencillamente, se trata de descartar opciones.

Los agentes y sus perros, apoyados por unidades del Seprona y de Seguridad Ciudadana, recorrieron las orillas del río Porma, choperas y maizales sin obtener resultados. Sin embargo, para descartar que el fugado se arrojara al Porma, el lunes está previsto que lleguen a Puente Villarente perros especializados en la búsqueda de cuerpos sumergidos con los que podrían intervenir agentes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil.

Los perros utilizados en la búsqueda de cadáveres están especialmente adiestrados en distinguir el olor de las sustancias químicas en que se transforman las proteínas del cuerpo humano al descomponerse después de la muerte. Los cuerpos de seguridad utilizan cada vez más estos perros en la búsqueda de personas y en los escenarios de crímenes.