astorga
Historias sin fronteras
Los Arrieros impulsa ‘Libros libres’, una iniciativa que se celebrará el 23 de abril para acercar y dar alas a la cultura.
Organización y vecinos posan junto al cartel ganador y al del segundo clasificado, Ramón Celada.
Se espera una carretillada de libros. Y es que la asociación de vecinos Los Arrieros de los barrios de San Andrés y Santa Clara está ultimando los preparativos de Libros libres , una iniciativa que por tercer año se celebrará el 23 de abril con el propósito de acercar la lectura a todos los públicos. «La cultura y la opinión nos hace libres», destacó Amando Casado, el artista que este año ha ganado el concurso del cartel para anunciar la iniciativa, que tiene una enorme repercusión y permite hallar historias sorprendentes. El objetivo de liberar libros es que una vez leídos vuelvan a dejarse en lugares públicos para que otros puedan encontrarlos.
El presidente de la asociación, Fernando López, fue el encargado de desgranar los pormenores de la idea para celebrar el Día del Libro. Los carretillos cargados de historias volverán a tener un protagonismo especial y se espera triplicar el número del año pasado y llegar hasta los 150. Su utilización enlaza, además, con la tradición del barrio, donde antaño los labradores vendían sus productos.
López explicó que de una forma u otra son muchas las personas que se implican en esta iniciativa. «Queremos que el barrio se conozca en toda la provincia», aseguró. El año pasado repartieron cerca de 3.000 historias y en éste las previsiones ya hacen suponer que las superarán con creces.
La caravana de cultura saldrá a las once de la sede de la asociación, aunque media hora antes se citarán en el mismo lugar para ir preparando la organización. Este año, ante la avalancha de libros, el recorrido se ha alargado aunque la plaza Mayor volverá a ser el templo de las mejores historias. Además se celebrará un taller de marcapáginas para niños y jóvenes y se dará alas a la cultura para crear una biblioteca sin paredes.
Todos aquellos que quieran dejar sus libros pueden hacerlo en la sede de la asociación, que busca generar iniciativas para el barrio y evitar que los vecinos tengan que marcharse a zonas más céntricas. La infraestructura «bestial» que requiere esta idea evidencia que la asociación necesita un local más grande. Ahora los libros se almacenan en las cocheras de algunos vecinos y los carretillos en un empresa cercana. Todos se implican dando ejemplo de convivencia.