Diario de León

La Unesco revisará este año tres de las siete reservas de la biosfera que hay en la provincia

El organismo urge unificarlas en la Gran Cantábrica para superar las deficiencias de financiación y gestión que amenzan su futuro.

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maría carnero | león
León

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La provincia de León, con siete reservas de la biosfera de las 45 que hay en España, representa uno de los corredores verdes más diversos y ricos del país. Algunas de ellas se enfrentarán este año al examen del organismo internacional para comprobar si se cumple el objetivo por el que fueron declaradas, el de conciliar la conservación de los valores naturales y culturales y el desarrollo económico sostenible de la población.

El Programa Hombre y Biosfera (MaB) llevará este año a cabo la revisión de tres reservas leonesas que superan ya la barrera de los diez años desde su declaración. Se trata de Los Argüellos, Omaña y Luna y Alto Bernesga, que deberán de demostrar que se cumplen los criterios de zonificación, gestión e inversión requeridos por el prestigioso organismo internacional.

Actualmente, muchas de las reservas leoneses no cumplen ya los criterios marcados por la Unesco, por lo que se podrían enfrentar a severas medidas correctoras o, en el peor de los casos, a su desaparición. Se trata de Omaña y Luna, inoperativa en estos momentos, Los Argüellos, sin ningún tipo de actividad, y Picos de Europa, que actualmente no funciona como reserva, ya que su figura está solapada con la del parque nacional.

Llegados a este punto, se vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de unificar todas ellas para crear la Gran Cantábrica Leonesa. Se trata de un proyecto planteado hace años, que cuenta con división de opiniones entre los representantes municipales de las reservas, y que sin embargo sí cuenta con el beneplácito de la Junta de Castilla y León y de la Diputación, que ven esta unión la oportunidad de crear uno de los mayores corredores de Europa.

El abogado de EcoUrban, especializado en temas medioambientales, Calos González-Antón, explica que las Reservas de la Biosfera que la Unesco ha ido declarando desde el 2003 en la Cordillera Cantábrica (tanto en Galicia, en Asturias y en León) lo han sido como «unidades» de la denominada Gran Cantábrica, siguiendo el modelo de otras Grandes Reservas como La Mata Atlántica brasileña o los Apalaches del Sur en Estados Unidos. «El pequeño tamaño de estas unidades quedaría compensado con la coordinación de las mismas en esa Gran Cantábrica que daría coherencia al conjunto», explica González-Antón, que afirma que «atendiendo al criterio de la Unesco debería acometerse con urgencia la implantación de al menos, la Gran Cantábrica Leonesa, para superar las dificultades de financiación, gestión y de zonificación que actualmente sufren las reservas leonesas». En este sentido cita como ejemplo a Asturias, donde todas sus reservas son gestionadas por el Principado. «Dado que Asturias no quiere compartir con León las excelencias de la Cordillera Cantábrica, como ha demostrado reiteradamente, el futuro inmediato pasa por fortalecer la Gran Cantábrica Leonesa», considera el abogado.

Competencia de la Junta

La coordinación y colaboración con las entidades gestoras de las reservas leonesas debe realizarse desde la Consejería de Medio Ambiente y desde la Diputación por las competencias que tienen atribuidas. La reciente Ley de Patrimonio Natural de Castilla y León, en su artículo 93, atribuye a la Junta la coordinación de las reservas, por lo que debería adoptar las medidas para ejecutar las directivas de la Unesco. La Diputación de León, en sus funciones de apoyo y fomento de la economía, del turismo, y de defensa del medio ambiente provincial debería ser un actor esencial en la consolidación de la Gran Cantábrica Leonesa. González-Antón recuerda que las reservas se someten a revisión cada diez años, por lo que debe comenzar ya la acreditación del cumplimiento de los fines marcados. «Sería una grave irresponsabilidad que todos los poderes públicos no se pusieran inmediatamente de acuerdo en coordinar todas las reservas leonesas bajo el modelo de desarrollo sostenible que defiende la Unesco y que serviría no solo para dar viabilidad a las pequeñas reservas leonesas, sino para lograr que la Montaña de León en su integridad tenga una marca de calidad de reconocimiento mundial», concluye.

 

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