Diario de León

ENTRENAMIENTO DE LOS GREIM

Simulacro en el fondo de la tierra

Los Greim de la cordillera entrenan en Carrocera en el medio más complejo

Un especialista del Greim desciende desde la entrada a la cueva de Viñayo

Un especialista del Greim desciende desde la entrada a la cueva de Viñayo

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A. DOMINGO | REDACCIÓN
León

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La dificultad elevada a la potencia. Los rescates en cuevas son lo más para los Grupos de Rescate e Intervención en montaña (Greim) de la Guardia Civil: los más difíciles, los que más tiempo levan, los que más efectivos movilizan y los que mayor planificación precisan. Hasta 80 personas de distintas administraciones pueden movilizarse ante el rescate en una cueva en la que un espeleólogo ha sufrido un accidente. Y esta suma de pluses es quizá por lo que se denominan rescates ‘pesados’.

Ayer, 18 efectivos del área de Cangas de Onís del Greim —que engloba a la unidad de especialistas con base en Sabero— eligió la cueva de Viñayo, en el municipio de Carrocera, para efectuar una de las prácticas en el Plan Anual de Instrucción del servicio. Una jornada enterrados, con sus propias técnicas, un sistema distinto de comunicaciones —el Nicola, un ingenio francés, en el que las ondas se transmiten por la tierra en vez de por el aire, evitando un lago tendido de cable para el genéfono— y la necesidad de preparar no ya la cordada que lleve a los agentes hasta la víctima, sino la que permita trasladar a ésta desde el lugar en el que se encuentra a la superficie.

Y es en estas instalaciones en lo que más tiempo emplean los especialistas, amén de en salvar dificultades como la necesidad de desobstruir galerías por las que no cabe la camilla, mediante microvoladuras. El simulacro de ayer no incluyó el uso de explosivos, aunque entre los agentes también había especialistas en éstas.

El ejercicio consistía en llegar a un herido situado a 62 metros de profundidad. Con este fin se dividió la sima en tres zonas y se distribuyó a los especialistas en tres equipos, uno por área delimitada. La mayor complejidad consistía en izar la camilla mediante dos tramos de elevación por contrapeso consecutivos y una tirolina. Después, al llegar a la cámara de entrada a la cueva, los agentes debían elevar de nuevo al herido hasta la abertura, a unos 12 metros de altura, por la que se accede a la cueva. Toda una mañana preparando una evacuación que se resolvió luego en menos de dos horas.

Sucesos más serios

En el área de Cangas de Onís los rescates en cuevas no son tan frecuentes como en otros puntos del país —la media es de uno cada dos años, pero cuando se producen suelen tener mayor envergadura al concentrarse en la cordillera Cantábrica la mayor parte de las grandes cavidades de España.

La ventaja estriba en que en la espeleología no se producen las imprudencias que en otras actividades de montaña, que tantas veces obligan a intervenir a los Greim y no siempre con un final feliz.

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