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ECONOMÍA Y CAMPO

La azucarera necesita más remolacha «para que no le pase como al carbón»

Para Aimcra el futuro del cultivo reside en «conseguir la rentabilidad sin ayudas»

Omaña, Fernández y Palazuelo abrieron la jornada en la UGT

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A. DOMINGO | LEÓN
León

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Los principales actores del sector azucarero y remolachero se reunieron ayer en León bajo los auspicios de la Federación de Industria y Trabajadores Agrarios (Fitag) de la UGT, en una jornada en la que pesaron las 6.000 hectáreas, aproximadamente, de siembra en León para esta campaña, que no satisfacen las previsiones realizadas después de la firma en diciembre de un acuerdo interprofesional cuyo objetivo es preparar la desaparición de las cuotas en el 2017.

Los primeros mensajes de ‘La remolacha, motor económico y social en León, que correspondieron al alcalde de La Bañeza, José Miguel Palazuelo, al secretario general de la Fitag en Castilla y León, Manuel López, y al presidente del comité de empresa de la fábrica azucarera de La Bañeza, Francisco Fernández, fueron claros. «Que no nos pase como con el carbón», dijo Palazuelo, idea que reforzaron los sindicalistas con sentencias como «no podemos lamentarnos en 2020 de lo que teníamos», señaló Fernández en referencia al cultivo y la factoría.

Sin embargo, fue el director del Plan 2020 de la Asociación de Investigación para el Cultivo de la Remolacha Azucarera (Aimcra), José Manuel Omaña, el que aportó la clave de la pervivencia del sector en la provincia: «El futuro de la remolacha es que pueda sobrevivir sin ayudas». La afirmación del técnico se fundamenta en que sin la mejora que impulsa el sector —en Aimcra está representados la industria y los cultivadores— el cultivo ya no sería viable. «Hace cinco años que nos hubieran borrado del mapa», sentenció.

Los mayores rendimientos de Europa que han logrado los remolacheros españoles no son, sin embargo, la clave para mantener la competitividad, sino que el gran problema son los costes de producción y, en concreto, los del regadío. «Esa es la diferencia con Francia y Alemania y podemos llegar a los acuerdos que queramos, pero la fórmula es que seamos competitivos».

De ahí que las mejoras que se introduzcan en el regadío marcarán el futuro de la raíz. El coste de la energía en regadío modernizado resulta «muy asumible» en comparación con los tradicionales y aún es posible «mejorar su eficiencia», con la alimentación de los sistemas mediante energía solar, que ya se han probado con éxito.

«Cuantas más ayudas nos lleguen, mejor. Pero vamos hacia un panorama en el que parece que éstas se van a acabar», añadió. «El cultivo es rentable y en todas las explotaciones se puede mejorar y mucho». Así, señaló que aún se abona en exceso y, en ocasiones, se riega poco y apuntó que sólo con la mejora de las variedades de siembra subirán los rendimientos, de ahí que señale que los rendimientos actuales hace no muchos años ya hubieran sorprendido y que algunos agricultores, casos puntuales, han alcanzado esta campaña las 200 toneladas por hectárea. «Hoy muchos llegan a las 120 toneladas y alcanzar 150 será una realidad».

Por su parte, el director de cultivos de Azucarera, Pablo Domínguez, apuntó que la empresa está dispuesta a contratar más remolacha cuando desaparezcan las cuotas. Destacó la necesidad de «creer en nuestras fortalezas» y de aumentar la confianza entre agricultores e industria, objetivo para el que mostró su apertura al diálogo. Además, invitó a mirar al futuro, «porque si miramos para atrás tropezaremos continuamente».

En lo que todos los asistentes a la jornada coincidieron fue en que los regadíos, la profesionalidad de los agricultores y la cercanía a la fábrica dan a León ventajas para mantener el cultivo de la remolacha.

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