LUCHA CONTRA EL CÁNCER
La ciudad de la esperanza
La marcha contra el cáncer bate récords y logra recaudar más de 27.000 euros
Estanislao de Luis, Lafuente, Aláiz y Mari Trini del Canto con el cheque que recoge la recaudación de la octava marcha
Generosidad y solidaridad. Multiplicadas cientos de veces en cada uno de los más de 3.000 participantes que ayer se sumaron a la Marcha de la Esperanza, la cita que cada año organiza la Junta Local de La Bañeza de la Asociación Española Contra el Cáncer para estar al lado de los enfermos oncológicos y sus familiares y para recaudar fondos para seguir investigando la enfermedad.
Un evento que lleva el verde por bandera y que en cada una de las ocho ediciones que ha celebrado ha colocado a La Bañeza como adalid de la esperanza. No es para menos. Los vecinos de la ciudad, de la comarca, muchos llegados de otros puntos de la provincia, otros tantos de fuera e incluso algunos de más allá de nuestras fronteras volvieron a dar lo mejor de cada uno para decir que son un ejército imparable, una marea verde cargada de razones y esperanza. Un récord que tiene nombres y apellidos y que ayer logró 27.017 euros para plantarle cara al cáncer. Una cantidad que se destinará a investigar esta enfermedad.
La marcha contó con dos padrinos de excepción, Roberto Aláiz y María Lafuente, que ataviados, también, con su camiseta verde se sumaron a la cita de la generosidad, que tiene detrás el impagable trabajo de los miembros de la junta local y de todos los ciudadanos que año a año se suman. Tanto, que las camisetas del evento se acabaron pero eso no supuso un parón en las inscripciones.
«Es muy emocionante, un honor y un orgullo. Queremos estar aquí para que la respuesta siga creciendo», explicaron los padrinos, sorprendidos ante la masiva respuesta de la cita. El vicepresidente de la AECC provincial, Estanislao de Luis, recordó que «La Bañeza es la estrella en la lucha contra el cáncer», incidiendo en que son muchas las actividades que a lo largo del año realiza la junta local. Apoyo, realidad y esperanza. Tres palabras muy presentes en la marcha que no se olvidó de recordar a cuantos se han ido a consecuencia de la enfermedad.
Las nubes supieron esperar al final para descargar. La música puso el broche de oro a la fiesta. Emoción, pero sobre todo esperanza. En forma de flor, de camiseta, de mascota y de sonrisa. Esperanza que no entiende de edad, con participantes desde los 92 años a los 24 días. Esperanza bañezana y esperanza para seguir adelante.