RESCATE EN LA MINA
«A riesgo de quedar atrapados, tuvimos que salir cuando llegamos al asiento del conductor»
El rescate del minero lacianiego Roberto Calviño Bernabé se suspende hasta hoy por los peligrosos desprendimientos . Se intenta estabilizar la bóveda con hormigón gunitado; si no funciona, hay que hacer una galería y llevará ocho o diez días
No amaneció para Roberto Calviño Bernabé. En Cerredo ayer el sol lucía espléndido y desde muy temprano apretaba el calor. Pero fue un día negro. Doblemente oscuro y doloroso. El minero atrapado en el hundimiento de un túnel, el miércoles en la moderna mina de Cerredo, fue hallado muerto por la Brigada de Salvamento Minero de Asturias poco después de las cinco y media de la madrugada de ayer, pero su cuerpo no pudo ser excarcelado de la cabina del camión que conducía cuando se produjo el accidente en las explotaciones de la Compañía Minera Astur Leonesa.
Hoy se intentará de nuevo. La brigada de salvamento tiene previsto entrar otra vez al túnel si se consigue estabilizar la galería con el hormigón gunitado que se proyectó ayer por la tarde para frenar los hastiales y evitar el colapso de la bóveda. Si no se logra, el rescate se alargaría mucho más. La alternativa, han comentado fuentes cercanas al operativo, es hacer una nueva galería que llevaría entre ocho y diez días de labores.
Tras más de 20 horas de desescombro, el operativo cambió de estrategia. Poco antes del amanecer, los brigadistas llegaron a pie hasta el camión por encima del hundimiento a través de un paso estrecho y comprobaron que la caja del camión apenas tenía escombro. El hundimiento había cogido de lleno a la cabina y al conductor debajo.
El relevo de brigadistas de salvamento de las ocho de la mañana se propuso rescatar el cadáver de Roberto Calviño. Para ello reclamaron material especial de excarcelación neumático. Una operación que se preveía para tres horas se tuvo que suspender cuando estaban a punto de alcanzar el cuerpo del minero fallecido pasadas las doce de la mañana. El hundimiento seguía activo y hacía peligrar sus vidas en un fondo de saco sin salida. «A riesgo de quedar atrapados tuvimos que salir cuando llegamos al asiento del conductor», explicó Alberto, uno de los brigadistas. La cabina hace de sujeción del hundimiento y al tocarla se sucedían los derrabes. En siete años de rescates nunca había afrontado una situación de tan alto riesgo. El lugar del accidente se encuentra a dos kilómetros en el túnel de acceso a la mina, en un cruce de varías galerías que dan a la capa Patricia.
En el exterior, compañeros y sindicalistas, conscientes de la delicada operación, pedían «que no se manque nadie más porque el daño ya está hecho». Cuando la familia del minero fallecido fue informada del fatal desenlace y de las dificultades del rescate su respuesta fue firme: «No queremos que se arriesgue ninguna vida más», manifestaron, abrazados en un llanto, en uno de los momentos más dolorosos vividos al pie de la bocamina.
El rescate se suspendió a la una de la tarde de ayer por el «alto riesgo» para los brigadistas. «O se estabiliza, o se estabiliza. Hemos hecho un trabajo de excarcelación perfecto pero estábamos en un fondo de saco y bajo dos macizcos muy comprometidos», explicaron. La integridad de los seis hombres de la brigada de salvamento, todos ellos mineros experimentados de Hunosa, corrió serio peligro. Lo mismo que un palista que vio caer un costero en la parte trasera del vehículo mientras retiraba escombro. «No se puede arriesgar la vida de nadie cuando este hombre ya no tiene solución», recalcaron.
La solución ideada pasaba por inyectar hormigón gunitado en toda la zona del hundimiento, desde el culatón hasta el cruce del túnel, para frenar los hastiales y evitar el colapso de la bóveda, apuntó el presidente del comité de empresa, Luis María Fernández, de USO.
«Han corrido todo el tiempo mucho riesgo. Se hizo un paso estrecho y cortaron parte de la cabina pero se tuvieron que volver para atrás porque se quedaban sin paso», añadió. Se habían sacado más de 250 toneladas de escombros, pero otro tanto se había acumulado en el lugar y la bóveda ya alcanza una altura de entre 15 y 30 metros.
Trabajadores de la empresa permanecieron en el interior del túnel, pero «sin acercarse a la cabina hasta que no se estabilicen los hastiales», apuntó. El hundimiento de un túnel de las características de la mina de Cerredo, con secciones que superan las dimensiones de las minas tradicionales, es inédito como también la operación de salvamento. «Es un rescate complicado porque estamos trabajando en unas secciones que no son las de una mina tradicional, es totalmente atípico y no hay un ejemplo cercano comparable», alegó Omar García de Comisiones Obreras.
Roberto Calviño Bernabé, soltero y de 40 años de edad, encontró la muerte en un lugar inesperado, considerado seguro y utilizado por ello por los conductores para hacer maniobras y transbordos. Ahora todos se preguntan qué ha pasado para que se hundiera un túnel construido hace seis años, cuando Victorino Alonso era propietario de Coto Minero Cantábrico y abrió la nueva mina sobre las antiguas explotaciones de Hullas del Coto Cortés.
La pregunta que circula entre los mineros es si había macizo suficiente encima del cruce del túnel. De momento, no hay respuesta. Es prematuro hablar de las causas del accidente. La empresa, que ayer por la tarde mantuvo una reunión con el comité, mantiene un silencio sepulcral. «Primero hay que rescatar al accidentado. Luego habrá un comité extraordinario de seguridad y se examinará el punto del derrumbe», apuntó García.
La plantilla de la Compañía Minera Astur Leonesa, de 315 operarios, inició ayer los dos días de paro en señal de luto por el compañero fallecido. Tampoco sacaron carbón los 70 trabajadores que Uminsa mantiene en concesiones de la nueva mina. Todos esperaban con angustia el rescate del compañero fallecido.
Ayer no pudo ser. Por la tarde el camión de Tineo alquilado para realizar la operación de proyección de hormigón gunitado inició las tareas. El material necesita tiempo para fraguar y la previsión es que la Brigada de Salvamento Minero de Asturias pueda volver a entrar a lo largo de hoy al túnel para reanudar el rescate. del minero de Villablino.
Roberto Calviño Bernabé trabajaba como minero desde hace 18 años y otros tres más en contratas. Pertenecía a la plantilla de cielos abiertos trasladada desde Villablino a Cerredo hace un año junto con otros 70 operarios y eligió el trabajo de conductor. Según sus compañeros, pensaba que era un trabajo más seguro y adaptado a su experiencia en los cielos abiertos que el tajo en los talleres.
El Ayuntamiento de Villablino decretó ayer dos días de luto en el municipio en señal de condolencia por el fallecimiento de su vecino. El alcalde, el socialista Mario Rivas, estuvo al pie de la bocamina desde el miércoles por la tarde hasta ayer cuando se suspendieron las tareas de rescate de quien ha sido su compañero de mina durante 14 años y vecino de toda la vida en el barrio de San Miguel de Villablino.
En Villafeliz de Babia, localidad natal de su madre, recordaban ayer la tragedia de una familia golpeada por la mina en dos fatídicas ocasiones. El 1 de agosto se cumplirán doce años de la muerte de su hermano Javier Calviño en un accidente en el pozo Lumajo. Tenía 35 años.
La coincidencia de las fatídicas circunstancias había sido comentada por todos los compañeros que esperaban una mejor suerte para Roberto Calviño. Ambos tenían cerca las vacaciones. La mina les arrancó de cuajo todas sus ilusiones y proyectos. La vida.