Con pan y vino se anda el camino
Está previsto que se repartan más de 3.000 litros de prieto picudo, donados por los bodegueros locales, en las dos degustaciones programadas de chorizo al vino.
Varios voluntarios preparan el chorizo al vino prieto picudo en una edición pasada de la fiesta de Valdevimbre.
Si hay un acto que se ha convertido en emblema y que resulta multitudinario en los cuarenta años de historia de la Fiesta del Vino de Valdevimbre es, sin duda, el reparto de chorizo al vino prieto picudo. Podrá haber o no pendones, pregón, más o menos orquestas... Pero que no falten estas degustaciones que complacen al cuerpo y animan el alma.
En esta ocasión, como viene siendo tradicional se han programado dos. Una el sábado y otra el domingo. Ambas a las ocho de la tarde. Desde un buen rato antes, las campas del recinto ferial se convierten en un ir y venir de gentes, de voluntarios realizando los preparativos, hasta que se inicia el reparto en el que el prado se llena de público. Este año está previsto que se repartan más de 3.000 litros de vino prieto picudo donados por los bodegueros locales, acompañado de sus correspondientes chorizos al vino y de los solicitados jarros conmemorativos.
Otro evento que quieren destacar desde la junta vecinal, organizadora de las fiestas, es la instalación de una carpa cultural en la que, entre otras actividades, se expondrán y estarán a la venta diversos libros. Entre ellos el recientemente publicado Como nace un pueblo. Farballes en su comarca del Valle , obra de Ezequiel Pellitero. En él los lectores encontrarán decenas de datos y referencias de la zona, fruto del trabajo del autor.
El vino, unido a la gastronomía y a la cultura, un buen maridaje para alimentar el estómago y el espíritu. El menú de la fiesta ya está servido. Sólo queda disfrutarlo. Y por delante se atisba un fin de semana para el disfrute en Valdevimbre.