Los gastos suben para el productor

La reducción de la movilidad en las ganaderías afectadas por tuberculosis supone un incremento de sus gastos en un momento en el que sector sufre un serio problema de rentabilidad por los precios de la leche en origen. Si bien la granja continúa vendiendo su producción, por un lado se encuentra con el sacrificio de vacas y una reducción de los litros que obtiene.

Tampoco tiene opción de reponer animales durante el periodo de inmovilización —alrededor de un año y medio— y carga con los machos a los que, de otro modo, se da salida de la granja nada más nacer. Con la analítica en contra, el ganadero tiene que cebar a estos animales y buscarles una salida mercado, negocio al que propiamente no se dedica.

También se han dado casos de granjas que han ampliado sus instalaciones con el fin de incrementar el número de animales de la explotación y no han podido hacerlo hasta que los análisis no han permitido determinar que la granja estaba libre de la enfermedad.

El sacrificio al que obliga la tuberculosis no sólo supone un quebranto económico para los ganaderos, sino también para la Administración, en forma de ayuda al afectado.