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Junta y ministerio impulsan las reservas de la biosfera cuestionadas por la Unesco

Seis de los siete espacios incluidos en la Cantábrica Leonesa ya han pasado su examen decenal, que sólo han superado dos.

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maría carnero | león
León

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Aunque León puede presumir de ser la provincia con más reservas de la biosfera de Europa, las últimas revisiones realizadas por la Unesco en seis de los siete espacios protegidos al cumplirse los diez años desde su declaración, no son precisamente favorables para la mayor parte de ellas.

Durante el pasado 2014 se revisó la gestión de Babia, Picos de Europa y Valle de Laciana, mientras que durante este año pararon examen Los Argüellos, Luna y Omaña y Alto Bernesga. Falta por evaluar la gestión de Los Ancares Leoneses, que se realizará el año que viene que es cuando su cumplen los diez años desde su declaración en 2006.

Las reservas de Babia y Alto Bernesga han salido más o menos airosas del examen de la Unesco, que tan sólo recomienda algunos cambios en la zonificación para su adaptación al Estatuto de Infraestructuras de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera.

El resto de las reservas no cumplen los criterios marcados por la Unesco, por lo que se podrían enfrentar a severas medidas correctoras o, en el peor de los casos, a su desaparición. Es el caso de Los Argüellos, que no cumple ni uno de los objetivos, es más, carece de Junta Rectora, y no tiene ningún tipo de actividad.

Ante esta situación, la Consejería de Fomento y Medio Ambiente se ha puesto a trabajar, junto al comité MaB España, dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, «para impulsar la gestión de estos espacios y conseguir su viabilidad». Así lo anunció el director general de Medio Natural de la Junta de Castilla y León, José Ángel Arranz, quien aseguró que se están manteniendo encuentros con los alcaldes de las zonas en las que se asientan las reservas para tratar de desbloquear la situación en la que están. «Desde la Junta les podemos asesorar y ayudar en la gestión de estos espacios, pero no hay que olvidar que las reservas de la biosfera es una figura que se basa en la voluntariedad de los territorios, no es nada impuesto, por lo que son los pueblos los que deben abanderar su futuro», aseguró Arranz.

Por eso, se ha creado una mesa de trabajo donde se analiza un modelo de viabilidad para todas ellas.

El propio consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones se está implicando personalmente en el impulso de la llamada Cantábrica Leonesa, una de las señas más importantes de la provincia, que atesora el mayor número de reservas del país, todas ellas subnúcleos de la Gran Cantábrica, que abarca toda la cordillera.

«El principal problema que tienen actualmente las reservas leonesas es que son muchas y de poco tamaño, por eso es tan difícil su viabilidad», asegura José Ángel Arranz, que pone como ejemplo la última declarada en Castilla y León. La Reserva de la Biosfera Transfronteriza Meseta Ibérica (RBT), declarada el pasado mes de agosto, representa una superficie de 1.132.607 hectáreas a lo largo de la frontera norte de España y Portugal, donde residen alrededor de 300.000 habitantes en 87 municipios, de los que 27 y 48 corresponden a la provincias de Salamanca y Zamora, respectivamente, y doce a Portugal.

«Las siete reservas leonesas suman juntas un total de 328.680 hectáreas, casi una cuarta parte de la Meseta Ibérica, lo que puede dar una idea de lo difícil que es gestionar y hacer viables un grupo de reservas tan pequeñas, cada una de ellas con sus intereses y sus peculiaridades», asegura Arranz.