Un estudio alerta de desequilibrio ambiental de Tierra de Campos
La tesis destaca el «trágico» descenso poblacional, con una caída del 70%.
El ingeniero de Montes de la Escuela de Ingenierías Agrarias de Palencia Raúl Blanco Esteban alerta en su tesis doctoral de los graves desequilibrios ambientales, ecológicos y visuales que sufre el paisaje natural de la comarca de Tierra de Campos y propone para su recuperación tratamientos que pasan por la restauración vegetal con árboles y arbustos, la integración paisajística de las edificaciones e infraestructuras y la restauración del patrimonio.
La tesis, que defendió el ingeniero el pasado viernes, se presenta el título ‘Recuperación ambiental del paisaje de Tierra de Campos’ y es fruto de un trabajo de campo de más de nueve años de duración que analiza las alteraciones más profundas sufridas por las 440.000 hectáreas que forman la comarca de Tierra de Campos en las provincias de León, Palencia, Valladolid y Zamora.
El trabajo, dirigido por el profesor de la Escuela de Ingenierías Agrarias Joaquín Navarro, obtuvo la calificación de sobresaliente Cum Laude, informó hoy la Universidad de Valladolid (UVa). El diagnóstico realizado por el ingeniero de Montes alerta del impacto natural motivado por las tres alteraciones más significativas del paisaje de la comarca. Así, por un lado, la pérdida de vegetación y diversidad ecológica, consecuencia de la intensificación de la agricultura y el desarrollo de los monocultivos cerealistas.
Por otro, el cambio de las características visuales, fruto de la irrupción de grandes naves e instalaciones agrícolas de características poco homogéneas. Y, finalmente, de la pérdida del patrimonio cultural edificado. El resultado de este proceso conjunto, expone, es «un paisaje simplificado, de baja calidad, alta fragilidad visual y escasa biodiversidad», revela en la tesis.
La obra también pone en relación estos desequilibrios con la negativa evolución poblacional de la zona, que el autor califica de «trágica». Desde 1950 hasta nuestros días, la comarca, explica en su trabajo, ha perdido el 70 por ciento de su población, «pero la caída aún no se detiene, con tasas anuales decrecientes situadas entre un uno y un 2,5 por ciento». Población envejecida y dispersa, «a la que define su pesimismo», añade, y con baja capacidad emprendedora.
Esta situación tiene una de sus causas en el carácter de la propia agricultura intensiva, centrada en el cultivo cerealista, que precisa cada vez menor mano de obra, y su modelo de desarrollo, «marcado por concentraciones parcelarias que han afectado y simplificado toda la superficie de la zona y eliminando buena parte de los elementos estructurales naturales», apunta el trabajo.
La investigación propone, asimismo, un modelo de recuperación que contempla, de forma prioritaria, tres tratamientos generales del paisaje: la restauración vegetal con árboles y arbustos, la integración paisajística de las edificaciones e infraestructuras y la restauración del patrimonio. La primera, defiende Esteban Blanco, «supondrá una transformación radical del territorio hacia un paisaje de gran calidad».