SUCESO EN MARZÁN
El GRS actúa para trasladar a un hombre a una residencia
Se negaba a abandonar su casa y se mostró agresivo
La vivienda de la persona atendida, desalojada por la Guardia Civil, presentaba un aspecto ruinoso. F. OTERO PERANDONES
A. Domingo | Redacción
Agentes del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil con base en la Virgen del Camino redujeron ayer a un hombre de 66 años, vecino de Marzán (Riello), que se resistía a acompañar a los servicios sociales de la Junta, quienes tienen su tutela, a un centro asistencial de Palencia. Los funcionarios de la Administración autonómica llegaron sobre las diez de la mañana al domicilio de la persona a la que iban a auxiliar, acompañados de agentes de seguridad ciudadana de la Guardia Civil. Ante los propósitos de los visitantes, el varón respondió arrojándoles «botelllas y una maceta», según los testimonios recogidos, para introducirse después en su vivienda, donde, pertrechado con cuchillos y otros objetos de uso común en una vivienda, impedía la acción de los funcionarios.
La posibilidad de que el atendido, los funcionarios de servicios sociales o los de la Guardia Civil resultaran heridos en un intento por sacar de la casa al hombre llevó a que se solicitara la intervención del GRS, visto que los intentos de diálogo con el encerrado para que depusiera su actitud no daban resultado. Hasta Marzán se trasladaron tres vehículos del GRS —dos todoterreno y una furgoneta—. Los agentes entraron en la vivienda, redujeron a su morador y lo sacaron al exterior, donde se le suministró un calmante, a fin de que realizara el viaje a Palencia en ambulancia en el mejor estado posible.
El vecino de la pequeña localidad omañesa vivía solo desde que falleció su madre hace años. En vida de ésta, según apuntaron en el pueblo, ya fue ingresado en el centro especializado de Palencia al que, finalmente, fue trasladado ayer. Sin embargo, lo abandonó, para regresar a Marzán.
Condiciones de vida
Según indicaron ayer en el pueblo, las condiciones de vida de esta persona no eran las más adecuadas. Realizaba las comidas frías y no encendía una chimenea o una estufa para calentarse. Al parecer, el desorden que se apreciaba en el exterior del inmueble afectaba al interior de la casa, ya que, posiblemente, sufriera síndrome de Diógenes.
Los vecinos señalaron que el atendido no era una persona problemática, aunque reconocieron que precisa una asistencia especializada que le procure un nivel de vida y una atención de la que hasta ahora carecía.