Hospital, dos décadas de leyenda
El caballero vela armas para la batalla más ‘justa’
La épica toma posiciones para reafirmar la hazaña por amor más famosa de la provincia. Don Suero de Quiñones, el incansable jinete, ultima los entrenamientos y custodia las lanzas antes de repetir la gesta del Passo.
El trasfondo bélico ya era visible ayer junto al puente sobre el Órbigo. F. OTERO PERANDONES
a.g. valencia | hospital
Entre la épica y la hípica. Don Suero de Quiñones, el incansable jinete de la gesta del Passo, toma posiciones. Hospital de Órbigo revive este fin de semana las Justas, que resucitan cada año, desde hace dos décadas, el amor del caballero y de Leonor de Tovar, un romance a prueba de siglos. Trescientas lanzas cuenta la tradición que se propuso romper Don Suero. Era año jacobeo aquel de 1434 cuando el caballero y sus nueve mantenedores pusieron rumbo a Medina del Campo para pedir a Juan II, rey de Castilla, una curiosa petición: celebrar en la antigua Puente de Órbigo unas Justas, tan justas como necesarias, para llegar al corazón de la amada y mostrar la valentía sobre la arena.
Seis siglos después la localidad
y sus gentes siguen haciendo grande la gesta por amor más famosa de la provincia. El pueblo retoma al medievo y la épica no descansa. Vecinos vestidos de época, comerciantes mostrando sus productos, acróbatas y bailarinas, juegos infantiles y un objetivo: seguir haciendo de las Justas un emblema más allá de las fronteras.
Y para ir tomando posiciones, ayer los entrenamientos ya dejaron ver la destreza de Don Suero, que a lomos de su caballo entró en el palenque con el firme convencimiento de sellar la gesta un año más. A su lado, los fieles más fieles del medievo, que sacan los atuendos típicos para acompañar la épica. El puente sigue siendo un testigo de excepción y las gentes de Hospital los mejores anfitriones. Aquel año, el caballero viajó con nueve mantenedores y hoy serán las cortes de Castilla y León quienes encarnen el papel.