nuevos renglones para la épica
Un clásico con ‘passo’ contemporáneo
Miles de espectadores son testigos de la gesta de Don Suero de Quiñones que reafirma la hazaña del Passo Honroso seis siglos después y dejando el pabellón muy alto en el veinte aniversario de la recreación
a.g. valencia | hospital
El tiempo no es un escollo. Es un aliciente. Don Suero revivió ayer la gesta del Passo Honroso, confiado y valiente, el jinete leonés volvió a sellar a orillas del Órbigo la hazaña. El caballero conquistó el amor de Leonor de Tovar, como hace seis siglos y como desde hace dos décadas se recrea en Hospital, un pueblo que se engalana y que hace grande la épica.
El puente volvió a ser el mejor testigo. En el palenque, los más fieles al medievo y enfrente los que viven la fiesta ataviados con la ropa del siglo XXI. Muchos aplausos y el silencio propio antes de la entrada de Don Suero, de verde, como el color de su tierra leonesa. Cuenta la historia que el jinete se propuso romper trescientas lanzas por amor. El sentimiento que, todavía hoy, mantiene viva la gesta del Passo.
«¡Qué comiencen las Justas!», anunció la mantenedora, Silvia Clemente, la presidenta de la Cortes, institución que este año encarna el papel. Así, con la frase más esperada dio comienzo el torneo. Los caballeros entraron en la arena, aplaudidos por un público entregado, llegado de todas las partes del Reino, como los pendones, las Damas del Passo, los gaiteros o los más especializados acróbatas. En este veinte aniversario se tuvo un especial reconocimiento para las primera coordinadora de las Justas, aquellos pioneros que pusieron los cimientos del sueño. Ellos ya son defensores del Passo.
Entre vítores, Don Suero llegó al palenque, dispuesto a repetir la hazaña y a escribir los nuevos renglones de la épica. Y no defraudó. No puede. Valentía y unas gentes entregadas. Una empresa sólo apta para un jinete de sangre leonesa. Hospital de Órbigo ha conseguido situarse en el mapa de las recreaciones, recuperando una gesta fraguada en 1434. Aquel año era jacobeo y, dos siglos después, hasta Miguel de Cervantes se hizo eco de la hazaña. Leyenda y realidad que, ayer, de nuevo, cobraron vida, ‘resucitando’. el romance más famoso de la provincia y la gesta en el puente que sigue siendo el testigo de excepción.
Nadie quiso perderse la batalla y el pueblo vibró orgulloso. Es su historia, es amor y entrega. Seis siglos y veinte años y muchas gestas por reafirmar.