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las VÍAS VERDES

Una ventana a la biodiversidad

Los antiguos trazados de ferrocarril recuperados para el turismo tienen su representación leonesa en Laciana.

Publicado por
León

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raúl casado | madrid

Las Vías Verdes, los antiguos trazados de ferrocarril en desuso acondicionados como itinerarios no motorizados, se han consolidado como una de las mejores opciones para descubrir por qué España es el país con la mayor y la más variada biodiversidad de Europa.

Desde que hace más de veinte años la Fundación de los Ferrocarriles Españoles pusiera en marcha esta iniciativa se han recuperado 2.500 kilómetros de los casi 8.000 de antiguas líneas ferroviarias que ya no están en servicio y se han acondicionado un total de 120 vías.

Conceptos como los de ocio activo, saludable, accesibilidad universal o movilidad sostenible se asocian de forma directa con la filosofía con la que nacieron las Vías Verdes, itinerarios que transitan por muchos de los más valiosos y representativos paisajes de la península.

Aprovechar los antiguos trazados ferroviarios —carentes de desniveles pronunciados— evita nuevas intervenciones en la naturaleza y reduce los impactos sobre el medio natural, y permite la interconexión de numerosos espacios naturales con centros de interés patrimonial o cultural y con núcleos de población.

Las Vías Verdes constituyen también una oportunidad para promocionar el desarrollo rural y dinamizar las economías locales y la creación de empleo, porque además del propio acondicionamiento del itinerario se requieren servicios y equipamientos complementarios, restaurantes, alojamientos, empresas de alquiler de bicicletas o caballos y en muchos lugares se han abierto «ecomuseos» o se han rehabilitado las antiguas estaciones de tren como centros de atención a los visitantes.

Las Vías Verdes se adentran también en la arqueología industrial, sobre todo en las raíces de la minería, y por ejemplo la de Laciana, entre Villablino y Caboalles de Arriba, cruza valles mineros y exhibe un espacio con desniveles que oscilan entre las cumbres de casi 2.000 metros de altura y los profundos valles a menos de 800, un itinerario salpicado de pastizales de montaña, roquedos, robledales, abedulares, castañares o bosques de ribera.