OPL asegura que la crisis láctea se hace crónica por los préstamos
Las explotaciones recurren a los créditos para hacer frente a los gastos de funcionamiento.
Imagen de archivo de una protesta de los ganaderos del pasado mes de abril. F. OTERO PERANDONES
A. Domingo | Redacción
A un año de la Marcha Blanca, el vacuno de leche «continúa como estaba», señaló el portavoz de la Organización de Productores de Leche (OPL, José María Álvarez. Y aunque las previsiones apuntan a un incremento de los precios «a medio plazo», lo cierto es que las vaquerías «van a tardar años en superar esta crisis, debido a los créditos que han tenido que solicitar los ganaderos» para afrontar el día a día de sus granjas, o bien han tenido «que renegociar con las entidades bancarias los préstamos obtenidos para modernizar las granjas», ya que con ventas por debajo del coste no podían afrontar el vencimiento de las letras.
«El 24 de agosto se cumple un año de la salida de la Marcha Blanca desde León y lo que se puede constatar hasta el momento es que el exceso de producción del que se ha responsabilizado al descenso de los precios no es tal si comparamos los datos de abril de 2015 y 2016», señaló el portavoz de la OPL, que considera «erróneo contrastar la última campaña con cuotas con la primera en la que no existieron. Sin embargo, si miramos los datos de la campaña pasada y la actual nos encontramos con un descenso de la producción y, a este paso, llegaremos a final de año con una caída del 2% de la producción si no es aún mayor, hasta un 4%, debido al cierre de explotaciones». Menos leche en el mercado que no impedido que la gráfica de los precios pagados al productor refleje una constante caída este año.
Las producciones bajan de abril de 20155 a abril de 2016, «mientras se empiezan a conocer resultados de industrias lácteas que apuntan importantes ganancias, como ha sucedido con Leche Río, que ha triplicado sus beneficios», apuntó Álvarez.
El cambio al vacuno de carne se ha consagrado «en las zonas próximas a la montaña, mientras que los que tienen agricultura, con lo que producen y los pagos de la PAC se plantean quitar las vacas. Además, el relevo generacional no existe: ¿Quién se atreve a seguir los pasos de un padre al que ven arruinarse?»
Pese a todo, en los lineales de los supermercados «Los precios se mantienen invariables desde hace un año o año y medio, mientras el ganadero cobra de 34 a 22 céntimos. Luego, en algún punto de la cadena alimentaria tiene que quedarse el dinero y me atrevo a que ha sido en la industria y no en la distribución». Ante esta situación, denuncia la OPL, la Administración «no ha hecho nada por defender a la parte más débil. Ha permanecido impasible viendo cómo se arruinaba el ganadero y la industria se enriquecía».
A esta situación se une «el daño que causa la tuberculosis en León. Al no existir un cebadero ‘sucio’, el ganadero tiene que cebar los terneros hasta que lleguen al matadero, lo que genera un problema de espacio en la explotación y un incremento del coste de la alimentación. El único dato positivo, es la caída de las materias primas para alimentar a las reses».