Arsuaga: «Nunca sabremos lo que se ha perdido en la Cueva de Chaves»
El codirector de Atapuerca dice que su destrucción «es un hecho sin precedentes» .
dl | huesca
El juicio contra el empresario leonés Victorino Alonso como presunto responsable de la destrucción del yacimiento prehistórico de la Cueva de Chaves concluyó ayer con los informes finales de las acusaciones, que han mantenido su petición de prisión para el acusado, y de las defensas.
La jornada final de la vista contó con la presencia como perito del codirector del yacimiento de Atapuerca y Premio Príncipe de Asturias, Juan Luis Arsuaga, para quien la destrucción de Chaves constituye una grave pérdida para el estudio de la evolución de especies como el bucardo, ya extinguida, y el lince ibérico. «Hay registros interesantes de los primeros agricultores y ganaderos. Era un yacimiento de referencia y nunca sabremos lo que se ha perdido en Chaves», dijo el experto ante el juez.
Arsuaga comentó que en Chaves fueron hallados registros muy antiguos de ambas especies que sirvieron para la realización de tres tesis doctorales sobre los ecosistemas en los que evolucionaron y añadió que estas tesis, que dirigió él mismo, contienen informaciones relevantes para la conservación futura del lince y aportaciones de valor sobre el bucardo, una variedad de cabra pirenaica extinguida en el último tercio del siglo XX y que tuvo en el Pirineo aragonés su último reducto.
El paleontólogo, para quien la destrucción de Chaves constituye una «tragedia casi personal», añadió que el yacimiento disponía de registros «muy importantes» para el estudio de los primeros ganaderos surgidos en la prehistoria más reciente, base, subrayó, de las sociedades modernas. En declaraciones a los periodistas recogidas por El Heraldo, Arsuaga comentó que «la destrucción de este yacimiento es un hecho sin precedentes en España».
Por su parte, la arqueóloga Lourdes Montes, que colaboró con el investigador ya fallecido que puso en valor el yacimiento, Vicente Baldellou, ha señalado que Chaves permitió a los investigadores cambiar la idea de que el arte rupestre neolítico se localizaba exclusivamente en el litoral mediterráneo.
Esta investigadora, para quien Baldellou, en contra de lo sugerido por las defensas, no hubiera autorizado «nunca» la entrada de una pala excavadora en la cueva para retirar unas piedras que amenazaban caer desde el techo, destacó que Chaves era un yacimiento «singular en todos los sentidos».
Interés trascendental
Según explicó, las grandes dimensiones de la cueva, con más de tres mil metros cuadrados de superficie, sugerían la idea de una estructura de poblado y aportaban datos de un interés trascendental para el estudio del neolítico.
En respuesta a los peritos judiciales y a los designados por las acusaciones, los expertos citados por las defensas admitieron un «cierto impacto» de los trabajos realizados en el yacimiento, aunque pusieron en duda la posibilidad de cuantificar el daño realizado.
Por esta razón, los peritos de la defensa rechazaron las valoraciones hechas tanto por Baldellou como por un arqueólogo del Gobierno aragonés, José Ignacio Royo, quienes cifraron los daños en 50,9 y 14,3 millones de euros, respectivamente, y los han cifrado en torno a los 810.000 euros.