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España aumenta un 20% la producción con carbón en el peor año de la minería leonesa

La patronal eléctrica Unesa destaca la importancia de la función de respaldo del sistema que juegan las térmicas.

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León

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maría j. muñiz | león

El año pasado el consumo de energía eléctrica en España creció apenas un 01,%, pero la generación de las centrales térmicas con carbón lo hizo en casi un 20%, y el consumo de mineral para producción de electricidad se incrementó un 23,9% respecto al ejercicio de 2014. Un despegue en el consumo y el funcionamiento de las térmicas que coincidió con el peor año de la historia de las empresas mineras leonesas, que vieron cómo la producción se paralizó hasta el punto de dejar todas sus plantillas en el paro, y cómo se liquidaban algunas de las empresas con mayor trayectoria del sector.

La memoria sobre el Informe Eléctrico 2015 de Unesa, la patronal que reúne a las principales empresas eléctricas, no sólo destaca el fuerte incremento de la generación con carbón el año pasado sino que hace hincapié además en el «papel relevante de respaldo que juegan las centrales térmicas convencionales»; que son las que responden con su producción cuando el resto de las energías renovables no son capaces de hacer frente a la demanda del sistema.

El caso es que un 19,9% de la producción eléctrica del país el año pasado se realizó con carbón. Un porcentaje en el que no participaron las empresas mineras leonesas, a pesar de que por ley, en el Marco de Actuación de la Minería del Carbón 2013-2018, se fija que deben aportar el 7,5% del total de la producción eléctrica del país, para conservar la reserva estratégica de la única energía gestionable que posee España.

El incremento de la producción se materializa incluso a pesar de que la potencia instalada en las térmicas convencionales se ha reducido en 748 megavatios.

convencionales y renovables

El informe de la asociación de la industria eléctrica recuerda que las reservas de carbón en España son las más abundantes entre los combustibles fósiles, aunque son «relativamente pequeñas y de mala calidad». Mientras «los potenciales de la energía hidráulica, eólica y solar son relativamente altos comparados con los países del entorno».

Sin embargo, el año pasado la generación térmica fue la dominante (casi un 53% del total de las energías convencionales); mientras la hidroeléctrica cayó un 28,7% respecto al ejercicio anterior y supuso menos del 15% de la aportación total.

El papel regulador de las térmicas se evidencia en que en julio aportaron 9.986 kilovatios hora de julio y en marzo sólo pudieron entrar con 4.311 kilovatios.

El año pasado no sólo cayó de forma brusca la producción hidroeléctrica, sino también la eólica (un 5,9% menos); y las renovables en conjunto descendieron un 12,6%.

Las renovables aportan a la producción total de energía del país el 36,5%, seguidas por la térmica con combustibles fósiles, con un 33,1%. La energía nuclear supone un 20,4% de la producción total y la cogeneración y el tratamiento de residuos el 10%. La producción con tecnologías convencionales supone el 62,6% de la generación total, y el régimen de retribución específica aporta al sistema el 37,4% restante.