Excavadoras de precisión colocan tuberías de 12 metros de largo

Tecnología de precisión permite a las excavadoras colocar tubería para suministro de agua de los sectores XVIII, XIX y XXI. La obra ha comenzado en la cola de la canalización, con la instalación de tubos de poliéster reforzado con fibra de vidrio de 1,60 metros de diámetro y 12 de largo y cerca de su cabecera, donde se ejecuta una arqueta —un enorme cubo de hormigón, que quedará casi enterrado en su totalidad— de filtrado del agua que llegará a los sectores desde la balsa de Gordaliza del Pino, donde entran tubos de 2 metros de diámetro.

La gravedad permitirá ahorrar costes en la llegada de agua a las estaciones de bombeo, al situarse la balsa —con una capacidad de 350.000 metros cúbicos— en una cota más elevada. Tragsa abre y cierra zanja a medida que va colocando la tubería, con el fin de evitar desmontes que luego puedan dañar una infraestructura de reparación compleja por el hecho de estar enterrada.

Los conductos se entierran en gravilla, evitando el contacto con bloques, que, a consecuencia de la presión, actúen como cuchillas que terminen rompiendo la tubería. Sólo los puntos de unión no se cierran completamente, ya que será en estos donde sea más probable que se detecte un problema cuando s efectúen las pruebas de carga de la infraestructura.

Excavadoras utilizan sistemas GPS y láser con el fin de profundizar lo estrictamente necesario para mantener la pendiente de un conducto que tiene que rodear Gordaliza para llegar a las estaciones de bombeo. El agua de la balsa de Gordaliza entrará en la tubería en época de riego a razón de 7 metros cúbicos —7.000 litros— por segundo.