en defensa de los rebaños locales
La madre del cordero sí importa en Navidad
Ganaderos Ibéricos Unidos pide el apoyo de los consumidores ante la campaña navideña para que la trazabilidad descubra los lechazos importados de Francia e Italia y primen la compra del producto del país.
ana gaitero | león
En Navidad no es todo oro lo que reluce. El consumo de lechazo se dispara, pero los ganaderos de la provincia de León no ven compensado su esfuerzo. Al contrario, la campaña navideña se convierte en una amenaza para los lechazos del país, que crían en sus cabañas extensivas con mimo y cuidado. Algunos, en torno a 40, practicando aún la trashumancia, desde las riberas hasta los puertos de montaña en busca de los mejores pastos en invierno y en verano.
La asociación profesional Ganaderos Ibéricos Unidos (GIU) ha iniciado una campaña para denunciar las prácticas que hunden los precios de su producto rey durante las fiestas navideñas y piden la complicidad de los consumidores para que no les den lechazo de importación por nacional.
«No es lo mismo», advierte el portavoz de la organizaciónque agrupa a 500 ganaderos en España y cerca de medio centenar en León, Rubén Valín. «Son lechazos que en la mayoría de los casos están criados con leche artificial y se congelan para su posterior descongelación y ponerlos a la venta en vísperas de Nochebuena», advierte este ganadero leonés.
Los proveedores franceses e italianos, denuncia GIU, hacen el agosto en Navidad. La mayoría de las importaciones provienen de Francia, y «también entran lechazos italianos desollados con aire, lo cual afecta a la calidad de la canal» dándole un color más oscuro y acortando el período de conservación.
Los ganaderos piden a los consumidores que elijan el producto nacional por encima de las importaciones. El problema, aclara la asociación, es que no existe una trazabilidad que clarifique la procedencia real de los animales. Por ello reclaman a la administración una ley que «identifique con claridad el origen del cordero en el etiquetado», que ahora desaparece cuando los animales son sacrificados en España porque «salen al mercado con la procedencia del matadero o el operador», subraya.
El colectivo recuerda que la administración ha prometido reiteradamente realizar una ley de trazabilidad escrupulosa con el origen real de los animales, pero «todo se queda en saco roto». Con la ambigüedad de los etiquetados actuales, «se está beneficiando a la gran industria, dejando de lado a los pequeños productores que somos los que mantenemos el medio rural», subraya Valín.
43% de importación
En Castilla y León se consumen alrededor de 300.000 corderos en Navidad, de los cuales 170.000 son producidos en cabañas locales y los 130.000 restantes proceden de importaciones, es decir, el 43% del total consumido en la Comunidad. «Es legítimo que puedan entrar corderos de otros países, pero nos parece que el consumidor debe saber para decidir», añade.
La presión de los corderos y lechazos de importancia también hunde los precios de los criados íntegramente en España. La incidencia en el precio del animal alcanzó el año pasado los 5,05 euros por kilo en vivo, de tal manera que por cada pieza perdieron de media unos 15 euros.
«Tampoco sabemos si los corderos que se importan de otros países son de ganadería extensiva o no», precisa Valín. La Asociación Ganaderos Ibéricos Unidos se constituyó este año con el ánimo de defender los intereses de las cabañas extensivas de ovino, caprino y bovino, ya como estantes o trashumantes.