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La Junta desoye a los científicos y autoriza el veneno contra los topillos

Los investigadores afirmaron en 2009 que estas plagas desaparecen de forma natural.

Un agricultor atrapa por la cola a un topillo, en una fotografía de archivo. F. MARTÍN

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León

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A. Domingo | Redacción

La Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León publicó el jueves una resolución que autoriza el uso de veneno —rodenticida formulado con bromadiolona— como medida de prevención y control de la plaga del topillo campesino, pese a las conclusiones del consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que determinaron que la plaga de los años 2006 y 2007 finalizó de forma natural y no por el uso de estas sustancias.

El uso de bromadiolona se ha autorizado en cuatro provincias de las seis afectadas, entre las que no se encuentra León, donde la plaga se ha declarado en las comarcas agrarias de Esla-Campos y Sahagún. En otra resolución, Agricultura da luz verde a las quemas de cubierta vegetal en cunetas, deslindes y desagües en todas las zonas afectadas, cumpliendo con los requisitos establecidos para esta medida de control.

Los investigadores del CSIC elaboraron un estudio en colaboración con la IE Universidad, la universidad de León y la Autónoma de Madrid señalaron tras la plaga que la desaparición de la alimaña se produjo de forma simultánea en zonas tratadas con rodenticidas como en las que no se aplicó este sistema y defendieron que desde hace décadas está probado que este tipo de plagas no finalizan con el uso de venenos, sino que llega a un punto en la que la población del topillo colapsa. La captura de mamíferos mediante la instalación de trampas permitió confirmar la teoría en Castilla y León.

Daños colaterales

El estudio, que se publicó en 2009 en la revista Environmental Conservation , señaló que el veneno afectó a la ejemplares de este ratón de campo y también de otras especies, como palomas, liebres, calandrias y busardos ratoneros. La investigación se centró más en la aplicación de clorofacinona que en la bromadiolona. Según el artículo, el usos de la segunda no estaba evaluado entonces en profundidad, pero el grupo de investigadores calificó como importante su impacto en otras especies, dados los estudios realizados en otros países.

Cabe señalar que los investigadores reconocen que las poblaciones de topillo pudieron verse afectadas en León por la clorofacinona, ya que en la áreas tratadas con esta sustancia la población creció menos que en las no tratadas.

Los investigadores subrayaban entonces su deseo de que las próximas actuaciones contaran con una mayor planificación y colaboración entre políticos, gestores agricultores y científicos. En su opinión, el tratamiento de las plagas debe fundamentarse en la evidencia científica y gestionarse de forma sostenible y ecológica, un balance entre coste y beneficio y la cooperación y supervisión de las autoridades locales e internacionales cuando las cantidades de veneno aplicadas son importantes, de forma que se minimicen los electos no deseados en el medio ambiente.

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