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APASIONADOS por recorrer EL MEDIO RURAL

El desafío de conocer todos los pueblos de León

Diana Verdejo y Jonatan Ordóñez han visitado 411 localidades en un año y se proponen llegar a las 1.435 de la provincia en un plazo de cuatro años.

Diana Verdejo y Jonatan Ordóñez aún tienen que visitar un millar de pueblos.

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León

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A. Domingo | Redacción

Un total de 1.435 localidades languidecen en la mayoría de los casos en montes, llanuras y vegas de la provincia. Los hay mayores y menores; algunos, abandonados; y son muy pocos los que ganan población. Pero decir León es referirse a sus pueblos y muchos en la capital tienen sus raíces en uno de estos núcleos, que la mano del hombre dispersó por 15.581 kilómetros cuadrados de superficie.

Aunque resulte paradójico, el mundo rural que pierde la sociedad de consumo urbanita tiene adeptos incluso más allá de quienes regresan por Navidad o en cualquier otra época vacacional. Y, en concreto, cuenta con dos verdaderos apasionados: Jonatan Ordóñez y Diana Verdejo, novios —ambos de 24 años-, que han convertido sus escapadas de fin de semana en el reto de conocer cada una de las localidades leonesas y colgar en su blog — pueblosleon.wordpress.com — y en las redes sociales —@retopueblosleon— la información que recaban de cada una y las fotografías que sacan durante su visita.

Jonatan Ordóñez vive en Sariegos del Bernesga y estudiaba Geografía en la Universidad de León —carrera que le viene como anillo al dedo a la afición— hasta que decidió apuntarse a un curso de maquinista de trenes. Su novia, Diana Verdejo, es Valenciana, pero su padre nació en Pobladura de Pelayo García. Ahora vive en León y estudia magisterio. Explican que su afición rural comenzó «como una pequeña broma», pero ya llevan un año de excursiones. La pareja se planteó acabar su periplo por la geografía provincial en tres o cuatro años, aunque el trabajo de Ordóñez seguramente cambiará el horizonte temporal, pues como maquinista no residirá habitualmente en Sariegos.

El camino les ha enseñado la rudeza del monte, como cuando la nieve les impidió llegar a Ferradillo —un núcleo del municipio de Priaranza del Bierzo abandonado que comienza ahora recuperarse— y la amabilidad de quien en Manjarín –cerca de la cruz de Ferro— guarda el Camino de Santiago como en otro tiempo lo cuidaron caballeros templarios. Han encontrado al desconfiado —quizá porque topó con algún ‘listo’ de ciudad— y con «los que te invitan a café, te lo cuentan todo sobre el lugar y luego insisten en que te quedes a comer con ellos». La tecnología permite que el encuentro de los vecinos se produzca en calles y plazas y, también, en la red: «No os olvidéis del último ayuntamiento de la provincia de León. Son tres pueblos: Lordermanos y su iglesia vikinga, Bariones de la Vega y, por supuesto, Cimanes de la Vega y su colosal ermita. En este último, preguntad por Trini, os la enseñará por dentro con mucho gusto. Mucho Ánimo estáis haciendo un trabajo estupendo», apunta un seguidor del blog en un comentario. «Me gustaría y os agradecería de corazón que hicierais un video o dos de Villablino y San Miguel de Laciana», solicita otra seguidora?.

Desde que la afición se convirtió en desafío, la disponibilidad de los ayuntamientos a facilitar información sobre los pueblos marca en buena medida el orden de los viajes. Los municipios más dispuestos a facilitar la información que luego editan suelen ser los destinos más próximos, aunque también cuenta, cómo no el trabajo de campo.

El medio rural guarda verdaderas joyas «que muchos no conocen». Para muestra, un botón: «Espanillo (Arganza), con unos cuatro o cinco habitantes y de difícil acceso». La penosidad del camino se olvida al contemplar el pueblo.

Aún les queda camino. No han entrado en el valle de Laciana, Babia y Cabrera. De momento, la mayor parte de los pueblos que relacionan se localizan en la montaña Oriental y Central, el Páramo y algunas zonas del Bierzo. Gasolina, alojamiento y comida —no pocas veces recurren al socorrido bocadillo— son los gastos que tiene que afrontar en su reto, a los que se suma la compra de una buena cámara de fotos para inmortalizar cada uno de los lugares que visitan.

En su recorrido han conocido historias como la del Chopo del Amor, de Laguna Dalga, en un arbolado, donde las parejas se entregaban al amor al abrigo de los curiosos —o eso se suponía— o la de la Peña de Santiago, en Sopeña de Carneros, en la que se marcaron las huellas de la cabalgadura del apóstol.