fuentes de salud: pasado y futuro
León conserva sólo un balneario de los 20 que tenía en el siglo XIX
La Junta elabora una estrategia hasta 2020 para recuperar el potencial termal de la provincia
maría carnero | león
La presencia de manantiales de aguas calientes, ligados en muchos casos a propiedades curativas como consecuencia de las altas mineralizaciones que poseen sus aguas, es conocida en León desde tiempos inmemoriales. Tanto es así que la provincia llegó a albergar hasta una vientena de balnearios en el siglo XIX de los que tan sólo se conserva en activo el de Caldas de Luna, con un complejo hotelero de referencia y con modernas y renovadas instalaciones de balneoterapia. Sus aguas minero-medicinales surgen a una temperatura de 28,5 grados de los manantiales de Fuencaliente en la Villa de Caldas de Luna. Declaradas de utilidad pública por Real Orden de 28 de Mayo de 1917, están clasificadas como bicarbonatadas, sulfatadas, cálcicas, calicatadas y magnésicas, y por lo tanto indicadas para tratamientos traumatológicos, respiratorios, digestivos, nerviosos, renales y de piel.
También destinado al baño, aunque con la solicitud de declaración de agua natural, minero-medicinal y termal todavía en curso, están las caldas de Getino, en Cármenes. Se trata de un complejo habilitado por el Ayuntamiento con acceso libre y gratuito donde se pueden disfrutar de aguas que siempre emanan a una temperatura media de 26 o 27 grados, con un alto contenido en minerales, lo que las hacen excelentes para la piel y para el reuma.
A pesar del declive y el abandono de todos los balnearios de la provincia, algunos de ellos ubicados en históricos edificios, el potencial que aún mantienen sus aguas termales se explica en la existencia de un importante manantial declarado por la actual Ley de Minas, el Montaña de León, ubicado en el paraje de Los Barrancos (Folgoso de la Ribera), en la catalogación de 20 fuentes con declaración y un total de nueve plantas de envasado.
La citada Ley de Minas 22/1973 de 21 de julio, define en su artículo 23, apartado 2, que «son aguas termales aquellas cuya temperatura de surgencia sea superior en 4 grados centígrados a la media anual del lugar donde alumbren». Además dicha legislación ofrece cobertura legal para dichas aguas y para su explotación.
Perspectivas de futuro
La Junta de Castilla y León, mediante Convenio de colaboración con el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), presentó en 2008, ante la comunidad empresarial y científica un importante trabajo acerca de Las Aguas Minerales y Termales de Castilla y León (Panorámica actual y perspectivas de futuro). Aquel trabajo realizado supuso un hito, y marcó un antes y un después en la concienciación tanto por la administración como por el empresariado, del potencial hidromineral de Castilla y León y se impulsaron una serie de medidas que son necesarias mantener vivas y actualizadas, además se implementó una herramienta informática en la web institucional para controlar la calidad de las explotaciones autorizadas y ofertadas al mercado, se abrieron contactos directos con los sectores empresariales implicados, se pusieron en valor nuevos recursos susceptibles de ser explotados económicamente y se iniciaron labores de divulgación, promoción y organización de foros de encuentro entre los diferentes actores que formar parte del mundo de las Aguas Minerales y Termales y que sirvieron para fomentar el conocimiento y las posibilidades de implantación de nuevas industrias en nuestra Región.
Según la Estrategia de Recursos Minerales de Castilla y León 2016-2020, en el territorio de Castilla y León todavía existen zonas con un elevado potencial, no solo desde el punto de vista de la calidad y variedad de sus aguas minerales, sino también desde una perspectiva turística y de ubicación estratégica, por lo que puede preverse un gran desarrollo en los próximos años. Este potencial podría ser objeto de inversiones y fijación de población en un futuro no muy lejano, no hay que olvidar que este tipo de aprovechamientos industriales están íntimamente ligados a la presencia de un recurso de vital importancia como es el agua, recurso, que no admite deslocalización empresarial. Por eso, desde el Gobierno autonómico se apunta a la necesidad de mantener y promover nuevas medidas tanto en investigación como en promoción de las aguas de la comunidad para que contribuyan a mantener el sector como uno de los primeros a nivel nacional.
En la provincia de León, las distintas manifestaciones termales han sido aprovechadas por los habitantes de sus proximidades y las casas de baños han adquirido renombre más allá de sus lugares de afloramiento, conservándose muchas de ellas hasta la actualidad, aunque sean en condiciones no muy adecuadas. Ejemplo de ello son nombres las ya citada Caldas de Luna, junto a las Caldas de Cofiñal, Caldas de Nocedo, Caldas de Boñar, Caldas de San Adrián, Baños de Villanueva de la Tercia, etcétera, la mayoría de ellas con temperaturas por encima de los 25 grados y con propiedades terapéuticas muy apreciadas por los usuarios.