LA CRISIS DE LA MINERÍA ■ LA CUENCA DE SABERO
Sabero cumple 25 años desde el cierre de la última mina
j.m. castro | sabero
El pasado 31 de diciembre se cumplieron 25 años del cierre total de la única mina de la Comarca, que dejó a la zona sumergida en una crisis de empleo, demografía y social, cuyas consecuencias negativas todavía hoy siguen incidiendo en toda la Montaña Oriental Leonesa.
La cuenca minera de Sabero fue la primera en explotarse en la Comunidad de Castilla y León, hace más de 150 años, y también la primera en cerrar con la desaparición total de la minería y la pérdida de más de setecientos puestos de trabajo directo e indirecto.
A lo largo de su historia la cuenca contribuyó a la riqueza y prosperidad del país, pagando su esfuerzo con decenas de mineros fallecidos, miles de trabajadores con graves enfermedades y buena parte de su paisa jedesmantelado. Desde hace 25 años, la zona está sufriendo un deterioro poblacional y social alarmante, se ha perdido más de la mitad de la población, especialmente en el sector joven y emprendedor, y también se han perdido muchos servicios sociales como consecuencia de la emigración continúa de los vecinos en busca de un trabajo que aquí es difícil encontrar.
Los ayuntamientos, con la ayuda de la Junta y de otras administraciones, han tratado de mejorar las comunicaciones y dotar de suelo industrial, para atraer empresas que mitiguen esta situación. No es fácil, y aun así, son varios los proyectos empresariales que han arraigado en la zona (Seprolesa, Tecoi, Cárnicas Valle del Esla, etc.), pequeñas empresas que han dado un respiro a muchos jóvenes pero que apenas suponen un 20% del empleo perdido.
Hace ocho años, en el 2008, el presidente inauguró en Sabero el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León. Se trataba de un gran proyecto, que quería por un lado ser un centro de referencia en la conservación y difusión del trabajo y la cultura minera, y por otro ser el elemento central sobre el que girara el impulso turístico que toda la zona necesitaba.
La implantación en la zona de un museo de carácter regional supuso una importante apuesta política por la descentralización de la cultura y vino aparejada con la restauración y puesta en valor del edificio de la Ferrería de San Blas, primera fábrica de hierro de España, del siglo XIX, declarado BIC y uno de los cien elementos del patrimonio industrial más importantes de nuestro país.
El proyecto contemplaba la creación de un gran centro, que no se limitaba solo a la puesta en valor de la Ferrería de San Blas, núcleo central expositivo de la parte siderúrgica, sino también a la rehabilitación de las instalaciones anexas de la Mina Sucesiva, para acoger la parte expositiva dedicada a la minería.