MEDIO NATURAL ■ LAS CONSECUENCIAS DEL CAMBIO DE TIEMPO
El suave invierno provoca un repunte de muertes por varrosis en las abejas
Las temperaturas no han frenado la cría en las colmenas, propiciando la acción del ácaro
A. Domingo | Redacción
Un invierno especialmente cálido ha provocado un importante aumento de los ataques de varroa a la población de abejas en la provincia y un repunte de las muertes. Según explicó el secretario de la Asociación de Apicultores de León, José Antonio Panera, la mortandad que causa este ácaro, que parasita a las abejas para alimentarse de la hemolinfa —«es como una garrapata en un perro», ejemplificó— es consecuencia de las suaves temperaturas registradas, que ha provocado que en las colmenas «mantengan la cría, cuando en un año frío se interrumpe entre tres y cuatro meses». Al incrementarse los ejemplares en las colmenas, el parásito se multiplica y aumenta su mortal actividad.
Panera reconoce que no existen estadísticas sobre los daños causados, aunque «hay casos en los que puede perderse la mitad de la colmena si no se trata adecuadamente». El secretario de la asociación de apicultores señaló que el tratamiento en condiciones de esta enfermedad reduce el número de bajas a un 10% de los individuos de la colmena y que son los aficionados los que más abejas pierden a consecuencia de la acción del ácaro. «No existen diversidad de tratamientos y cada vez se produce una mayor resistencia», apunta.
Lo cierto es que los apicultores tan sólo pueden utilizar medicamentos frente a la varroa y no pueden utilizar antibióticos frente a otras dolencias de su cabaña ganadera.
«Agua y no frío»
Los problemas de un invierno suave pueden ir más allá del aumento de la varrosis. A estas alturas de año, las colmenas tienen la población que se corresponde a la de dentro de un mes, aproximadamente, señaló el secretario de la asociación. Si las temperaturas acompañan, el crecimiento de las poblaciones irán en beneficio del apicultor, pero si bajan los termómetros «se pueden producir muertes por hambre», aseguró Panera. La razón es muy sencilla: el frío impedirá la floración y las abejas tendrán menos alimento para mayores poblaciones.
La sequía que sufre León este invierno no afecta de momento a la actividad, aunque será necesaria el agua para que no se produzca la situación del año pasado: un verano muy seco «dejó una producción de miel bajísima», dijo Panera, que insistió en que las abejas necesitan ahora «agua y no frío».
Por otra parte, el secretario de la Asociación Leonesa de Apicultores señaló que el empleo de insecticidas y otros tratamientos en la agricultura no supone un problema para quienes se dedican a la producción de miel en la provincia. «Si los agricultores utilizan los productos autorizados no se producen daños como para provocar mortandades», apuntó, y lo cierto es que los profesionales del campo leonés se comporta con responsabilidad. Recordó, sin embargo, que hace «dos o tres años» se utilizaron insecticidas «probablemente no autorizados, que quizá alguien tenía almacenados de cuando estaban permitidos». La suerte fue entonces que la zona afectada casi no registraba actividad apícola.
El secretario de los apicultores manifestó que el aumento de mortandad de las abejas en el mundo «es un asunto que nos preocupa, pero no nos alarma». Añadió que iniciativas como la recogida de firmas que promueve Green Peace y otras organizaciones para evitar la muerte de este insecto «son de agradecer».