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TRIBUNALES ■ EL CASO DE LA PEREGRINA

Muñoz Blas confesó a la policía que mató a Denise con un palo porque «le miró mal»

Trasladó el cadáver en una noche sin luna, totalmente vestido de negro y "con técnicas de guerrillas latinoamericanas"

La fiscal y la abogada de la acusación particular, junto al letrado de la defensa y el acusado. RAMIRO

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León

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a.g. valencia | león

Aprovechando una noche sin luna, oscura, vestido completamente de negro, con guantes y pasamontañas, y siguiendo las técnicas de las guerrillas latinoamericanas —grupos a los que Muñoz Blas estuvo vinculado, según las declaraciones de sus familiares— el único acusado por la muerte de la peregrina estadounidense Denise Thiem trasladó el cuerpo de la mujer desde el primer enterramiento que, presuntamente, le dio el 5 de abril, en las inmediaciones de su casa, hasta el punto donde fue localizado cinco meses después y a unos tres kilómetros en línea recta del lugar original. Así lo reconoció ayer uno de los agentes que declaró en el juicio y que acompañó al acusado durante toda la reconstrucción de los hechos, momento en el que les hizo esta confesión.

«Para evitar la presencia policial, se vistió de oscuro y metió el cadáver en un saco, también negro, a ratos lo cargó y otros lo arrastró, dijo que por momentos estaba cansado y que lo trasladó para que lo encontráramos», aseguró el agente, según el testimonio que aquel día les confió Muñoz Blas. Una actitud que, no obstante, «entra en contradicción» con otros comportamientos del acusado «como cuando se jactó de que si no es por él no hubiéramos encontrado el cuerpo», matizó el policía judicial, que reconoció como el hombre también se vino abajo al recordar los aspectos más delicados del suceso. «En todo momento, fueron declaraciones espontáneas», subrayó.

En la reconstrucción, el agente explicó cómo Muñoz Blas les narró que aquel 5 de abril se encontró con Denise, que salió a ayudarla al camino de delante de su casa pero que cuando le miro mal y desconfió «en su cabeza cambió el chip y no supo qué le pasó». Fue entonces cuando el detenido les contó que cogió un palo del camino y la golpeó. «Al ver que empezaba a convulsionar y a sangrar, la movió al estar en una zona muy visible», matizó el policía. «Durante la reconstrucción pidió que dos agentes le acompañáramos al sitio donde la enterró por primera vez, en las inmediaciones de su vivienda en Castrillo de los Polvazares, un punto exacto donde aprovechó el hueco de una cama de jabalí para ocultarla, donde la tapó con tierra y donde colocó una piedra y ramas para tenerlo situado. También tomó como referencia su casa». Según el testimonio del agente, Muñoz Blas les dijo que no volvió a ese lugar hasta el día que la desenterró.

Fue durante la reconstrucción, el 15 de septiembre de 2015 —cuatro días después de que se localizara el cadáver entre Santa Catalina de Somoza y San Martín del Agostedo— cuando los agentes también preguntaron al acusado por las armas empleadas. Entonces habló de la utilización del palo, de una navaja, que después tiro sin querer precisar donde y con la que le cortó el cuello, y de un hacha pequeña, «con la que dijo que le amputó las manos cuando llegó al primer enterramiento».

Con todo detalle, el agente narró que según varios peregrinos interrogados y que coincidieron con ella en el Camino, Denise era desconfiada y precavida, vital y alegre, que tenía ya ganas de llegar a Santiago para volver a casa. Además señaló que se barajaron varias hipótesis sobre los motivos de la desaparición, hasta que «finalmente se corroboró con todos los indicios que no se trataba de una huida voluntaria».