«Quiero colaborar, os llevaré hasta la chica»
«Quiero colaborar, os voy a llevar hasta el cuerpo de la chica». Con estas palabras, Muñoz Blas se dirigió al subinspector de Homicidios que le acompañó tras su detención en Grandas de Salime (Asturias). Una confesión que realizó —tal y como testificó ayer el agente— al bajarse del helicóptero, una vez en Astorga. «Me lo dijo a mí solo y en un tono de voz normal», explicó. El policía recordó que Muñoz Blas estaba muy nervioso cuando llegaron a Asturias «por eso intentamos tranquilizarle», cambiando los planes y efectuando el traslado en helicóptero «para que el trayecto fuera más corto y aliviar su grado de ansiedad».
Tras decirle al agente que quería colaborar, éste reconoció que se puso en marcha el protocolo, se avisó verbalmente a la jueza y se llevó al acusado a la comisaría astorgana, desde donde salió el dispositivo hasta el lugar donde apareció el cadáver.
Indicaciones «claras»
«En un momento se desorientó, pero las indicaciones eran claras, inequívocas para llegar hasta el cuerpo», explicó el policía, que narró que tras varios kilómetros en coche, por carreteras y un camino de tierra, siguieron otros dos o tres a pie hasta llegar a un muro de piedra que tuvieron que saltar. «Desde ahí el olor a podredumbre ya era palpable», manifestó el testigo, que declaró que a unos 15 o 20 metros estaba el cadáver. «En ese momento la cara de Miguel Ángel cambio, su rictus se relajó, como liberándose de la culpa o diciendo esto es lo que he hecho, pero ya está», subrayó el agente, que reconoció que «es una actitud normal» en aquellos que «no son asesinos profesionales».
Tras dar con el cuerpo de la mujer, «custodiamos al detenido para no vulnerar sus derechos, pero no hablamos con él», como tampoco lo hicieron en el helicóptero. «De hecho sus auriculares no estaban conectados», precisó, para insistir en que siempre se le leyeron los derechos y le informaron de qué se le acusaba. «De hecho yo se lo dije verbalmente».
El agente especializado en desapariciones y homicidios insistió también en que «si hubiese querido que encontráramos el cuerpo lo habría dejado en un lugar más visible», explicando que la zona es un coto, al que se llega a pie pero sin caminos directos por los que acceder.