La abogada de oficio reconoce que el proceso se ajustó a la legalidad
La abogada Rosario Martínez Prieto, que asistió de oficio a Miguel Ángel Muñoz Blas tras su detención como acusado de asesinar a la peregrina estadounidense Denise Pikka Thiem en abril de 2015, aseguró ayer que todo el proceso se ajustó a la ley, incluso de forma «especialmente escrupulosa».
La letrada testificó ayer en el juicio contra Muñoz Blas a petición de la Fiscalía, que trata de desmontar la tesis de la defensa de que el acusado confesó su culpabilidad por las presiones que recibió tras ser detenido.
La letrada aclaró que sus servicios como abogada de oficio fueron requeridos sobre las 22.00 horas del 11 de septiembre de 2011, poco después de que Muñoz Blas fuera detenido en la localidad asturiana de Grandas de Salime, y precisó que su patrocinado proclamó su inocencia y se negó a declarar a la Comisaría de Astorga. La abogada declaró que pudo hablar con el acusado en varios momentos y que éste nunca le comentó que hubiera sido objeto de presiones o malos tratos por parte de los agentes que lo detuvieron. «De haber sido así hubiera tomado las medidas oportunas para salvaguardar sus derechos», apostilló Martínez.
El lunes 14 de septiembre de ese año Muñoz Blas declaró en el juzgado de Astorga ante la magistrada que ha instruido el caso e inicialmente se declaró inocente, si bien cuando ese mismo día estaba siendo explorado por una médico forense y una psicóloga anunció que quería prestar una nueva declaración, según ha precisado la testigo.
Según recoge Efe, la abogada señaló que pidió a la jueza que se retrasase la declaración hasta el día siguiente debido a que el acusado había contratado los servicios de otro letrado para que se hiciese cargo de su defensa.
«La jueza desestimó mi petición porque entendió que en ese momento estaba correctamente asistido y le tomó declaración ese mismo día, sobre las 21.00 horas», rememoró la letrada que subrayó que la magistrada le preguntó al acusado «si quería declarar libre y voluntariamente, a lo que éste asintió».
CONFESIÓN
También destacó que antes de declarar por segunda vez pudo hablar por teléfono con su nuevo abogado, y explicó que se confesó culpable de la muerte de la peregrina. «Se respetaron todos los derechos y garantías procesales, e incluso de forma especialmente escrupulosa por la naturaleza de los hechos», remarcó la testigo.
En su opinión, durante la segunda declaración en la que admitió su culpabilidad «se mostró coherente» en el relato de los hechos. «Aunque estaba cansado como todos ese día, en ningún momento aprecié incoherencia alguna», puntualizó.
Tras esta declaración, meses después el acusado volvió a proclamar su inocencia y denunció que se había confesado culpable por las presiones que había sufrido tras su detención, motivo por el cual su defensa reclamó la nulidad del proceso, que fue desestimada primero por la Audiencia y posteriormente por el TSJCyL.