Diario de León

TRIBUNALES ■ EL CASO DE LA PEREGRINA

Denise sufrió una lesión «grande y horrible, incompatible con la vida»

La descomposición del cuerpo impedía reconocer en un principio el sexo de la víctima

Muñoz Blas, poco antes de que se reanudara el juicio por asesinato y robo con violencia. MARCIANO PÉREZ

Muñoz Blas, poco antes de que se reanudara el juicio por asesinato y robo con violencia. MARCIANO PÉREZ

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A.G. Valencia / A. Domingo | León

Contundentes. Como los golpes que recibió Denise Thiem. Así son las conclusiones del informe que ayer presentaron en la Audiencia Provincial de León las forenses que participaron en el levantamiento del cadáver, en la autopsia y en la reconstrucción del crimen de la peregrina. «Denise recibió un golpe tan grande, tan horrible, que era incompatible con la vida», explicaron las facultativas, que determinaron que la muerte «fue violenta y homicida», dado que «el cuerpo apareció escondido, desnudo, en una posición forzada, sin efectos personales y con las manos amputadas».

De sus observaciones se desprende que la causa de la muerte fue un traumatismo craneoencefálico severo, «en una localización vital, que se produjo cuando la mujer aún estaba viva y que fue de una intensidad extrema», apuntaron las forenses quienes —por el estado de descomposición que presentaba el cadáver cuando se localizó en el municipio de Santa Colomba de Somoza— confirmaron que la muerte se produjo en una fecha compatible con la de desaparición de Denise. A este respecto, recordaron que el cadáver se encontraba en la tercera fase de descomposición, momento en que los órganos empiezan a licuarse; es decir, entre uno y ocho meses después de la muerte.

Con una detallada descripción, acompañada de fotografías de gran dureza por las que pidieron perdón al jurado, las doctoras que realizaron la autopsia el 12 de septiembre determinaron que Denise media 1,55 metros y tenía una longitud plantar de 20 centímetros, lo que corresponde con un 35 de número de pie. En el primer examen apreciaron también que los genitales externos «eran irreconocibles». En el cráneo, las facultativas observaron la zona golpeada, donde había un coágulo, evidencia de que se encontraba con vida en el momento de recibir el impacto porque, como explicaron, «sólo sangran y coagulan los vivos». Denise recibió el golpe con un objeto «romo, contundente», insistieron. También presentaba contusiones y fracturas en el lado derecho de la mandíbula y en el lado izquierdo de las costillas.

Precisamente la situación de los golpes, en los distintos lados del cuerpo, y su intensidad llevaron a las forenses a descartar que la mujer muriera por una caída o precipitación, dado que en estos supuestos «la fuerza ejercida sería menor y todas las lesiones estarían en el mismo lado del organismo». Igualmente se desechó que Denise se precipitara por una altura elevada debido a la orografía del terreno, llano y de monte bajo, donde al parecer se produjo la agresión. En su explicación, subrayaron que el corte que la mujer presentaba en el cuello era superficial y que la yugular estaba intacta, lo que no condujo a Denise a la muerte, aunque, a preguntas de la partes, determinaron que «todo el mundo sabe que se trata de una zona vital».

Conclusión inequívoca

De los exámenes realizados también se desprende que el cuerpo no tenía manos, concluyendo «inequívocamente» que fueron amputadas por un arma blanca. En este extremo, una de las médicos quiso señalar que «en ningún momento se especifica que las extremidades fueran seccionadas para dificultar la identificación del cadáver», aunque sí se valoró esta posibilidad al hilo de las preguntas, debido a que si hubo forcejeo con el acusado debajo de las uñas de la víctima podría hallarse ADN del agresor. Este aspecto no se han esclarecido porque las manos siguen sin aparecer. No obstante, recalcaron que no es posible que «las manos se desprendieran por efecto de la putrefacción porque no habría dado tiempo», argumentando la aparente intencionalidad del hecho.

Hasta que el cuerpo se repatrió a Estados Unidos a finales de enero de 2016 estuvo bajo custodia de las forenses que ayer testificaron como peritos. En concreto señalaron que el 4 de noviembre de 2015 «ya podría haberse devuelto a la familia», sin embargo la petición de una contraautopsia por parte de la defensa, que «nunca llegó a realizarse», retrasó los trámites. «Los peritos de la defensa han sacado sus conclusiones sin ver el cadáver», explicaron las expertas.

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