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Instalan una rampa para salvar la fauna que caiga al Canal de Arriola

A la salida en Represa que colocó CHD se unirá otra en Paradilla, que pagarán los cazadores.

El organismo de cuenca ha instalado la rampa justo antes de un salto de agua. MARCIANO PÉREZ

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León

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A. Domingo | Redacción

El Canal de Arriola prueba una rampa con la que evitar las muertes de fauna que se registran en el tramo entre Devesa y Paradilla, unos 17 kilómetros de la infraestructura hidráulica, donde cada año se ahogan más de 50 ejemplares de corzo y jabalí, según el Club Deportivo de Cazadores de La Sobarriba, que cuenta con medio centenar de socios en las localidades de Navafría, Santibáñez del Porma, Paradilla y Villaseca (municipio de Valdefresno).

Ante las denuncias por la muerte de animales que se formulan ante el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) ha instalado una plataforma de madera en Represa del Condado (municipio de Vegas del Condado) y ha autorizado a la sociedad de cazadores para que instale otra antes de la reja de Paradilla de la Sobarriba —donde se recuperan los cuerpos de los animales ahogados—. Pero la iniciativa del club tendrá que esperar a que termine la campaña de riego.

Los cazadores cuentan con un presupuesto de 1.000 euros para la instalación de una rampa de chapa galvanizada de un metro de anchura, que se diferencia de la de CHD no sólo en el material, sino también en que dispone de un descansillo y una barandilla que busca que las posibilidades del animal de caer de nuevo al agua tras salir se reduzcan al mínimo posible, dejando libre sólo la salida al monte. La sociedad solicitó el permiso a finales de 2016 —en noviembre o diciembre—, explicó el presidente, Avelino García Pellitero.

Prohibido en curva

García Pellitero señaló que la respuesta llegó en marzo. La intención del grupo de cazadores consistía en instalar dos rampas, una de las cuales desechó CHD ante la posibilidad de que provoque la salida de agua del canal cuando éste transporta su mayor volumen, al situarse en un curva. La intención de los cazadores era aprovechar el recodo para facilitar a los animales alcanzar la rampa, pero entienden la postura de la CHD ante la posibilidad de desbordamiento y pérdida de recursos hídricos.

El club de la Sobarriba ha conseguido abartar la actuación, gracias a que uno de sus socios ha redactado el proyecto. Tan sólo queda la ejecución material y ver hasta qué punto funciona el dispositivo en un tema en el que confluyen muchos intereses.

La de los cazadores será la última oportunidad de salvarse para los animales, que al llegar a la reja metálica de Paradilla, justo antes de un sifón que salva la carretera, «se rompen las piernas» y perecen ahogados.

Los enfoques del problema

A pesar de su iniciativa, los cazadores consideran que no existe una solución al problema que satisfaga a todos los colectivos implicados. Al menos así lo creen Avelino García y su compañero de directiva, Braulio Llamazares. Todo depende del punto de vista desde el que se aborde un problema especialmente sensible en Paradilla y la Sobarriba, donde se detienen los cuerpos de los animales en la reja instalada justo antes del sifón bajo la carretera.

«Todo depende de si eres ecologista, agricultor, cazador, vecino del pueblo o conductor». Los cazadores instalan la rampa porque «a nadie le gusta que sufran los animales» y les interesa disponer de piezas que cobrar, aunque sólo disponen de dos precintos de corzo —uno para un macho y otro para una hembra—. Entienden que si las rampas dan buen resultado habrá más corzos y jabalíes que causen daños en las cosechas y que puedan causar accidentes en la carretera de Boñar, consecuencias que no desean, especialmente en el segundo caso, ante la posibilidad de que se produzcan daños personales. Pero lo cierto es que si se siguen ahogando animales la CHD optará por vallar el canal, obra que pagarán los regantes. «Cada año hay más ejemplares —antes, en la Sobarriba no había corzo— y más problemas», apuntan los directivos del club de caza, que señalaron que «algo teníamos que hacer» ante el problema.

El canal, de un recorrido cercano a los 32 kilómetros, toma el agua del río Porma. Entró en servicio en 1983 y permite regar algo más de 4.600 hectáreas. Las rampas también servirán de vía de escape fuera de la campaña de riego e incluso podrían ser más efectivas entonces, ya que la infraestructura no disponde de una cantidad de agua que pueda evitar que el animal atrapado en su interior las alcance.