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EL FUTURO ENERGÉTICO LEONÉS

Gas Natural realizará una fuerte inversión en La Robla y cerrará Anllares en 2019

Un tercio de la plantilla de la térmica berciana será recolocado y el resto se acogerá a bajas incentivadas y prejubilaciones .

La central térmica de La Robla, en una imagen de archivo. RAMIRO.

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León

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m. rabanillo | león

Gas Natural Fenosa realizará una «fuerte inversión» en la central térmica de La Robla, una decisión que garantiza la continuidad de las instalaciones más allá del 1 de julio de 2020, fecha en la que finaliza el Plan Nacional Transitorio al que está acogida la central. La compañía ha llevado a cabo un análisis de alternativas para la adaptación del grupo 2 de la central al cumplimiento de la Directiva europea de Emisiones Industriales.

El grupo 2 ya dispone de una instalación de desulfuración adecuada para cumplir los límites de emisión de azufre. Las fuentes consultadas aseguran que la realización de las inversiones adicionales necesarias para la desnitrificación de las emisiones permitirá cumplir los límites correspondientes.

A esta decisión se une la tomada por las compañías propietarias de la central térmica de Anllares de iniciar su proceso de cierre, que será paulatino hasta 2019 y que ya ha sido transmitida a la Junta de Castilla y León. Según las fuentes consultadas, la solicitud administrativa para la clausura de la térmica berciana — propiedad de Gas Natural Fenosa en un 66,6 por ciento y de Endesa en un 33,3%—, fue presentada el pasado 25 de mayo ante el Ministerio de Energía y viene a confirmar lo anunciado en octubre de 2015.

Dichas fuentes aseguraron ayer que la intención es ofrecer a la actual plantilla de la térmica de Páramo del Sil, un plan de recolocaciones en el grupo del que se beneficiará un tercio de los empleados, mientras que el resto podrá optar por bajas incentivadas y prejubilaciones. Esta estrategia obedece a la pretensión de garantizar una salida digna a los 77 trabajadores con los que cuenta actualmente la planta. La decisión fue comunicada ayer a los sindicatos.

Ineficiencia

La térmica berciana cuenta con 347 megavatios de potencia y comenzó a operar en 1982, por lo que acumula 35 años de funcionamiento. «No tiene ni desulfuradora, ni desnitrificadora por lo que ya se comunicó en octubre de 2013 su imposibilidad para cumplir los límites de emisión recogidos en la Directiva de Emisiones Industriales (DEI)», señalaron las mismas fuentes, que calificaron las instalaciones como «una de las centrales más ineficientes del país».

Además del problema de la emisión de óxidos de azufre y óxidos de nitrógeno, la central emite 1.500.000 toneladas al año de CO2, funcionando al 50 por ciento de su capacidad y consume carbón nacional de bajo volátil, mucho más caro que el carbón importado, que además se encarece por su transporte hasta esta central.

Esta situación junto a su baja eficiencia y antigüedad ha conllevado además una pérdida de competitividad. «Su funcionamiento está siendo muy limitado, lo que le impide recuperar los ingresos de mercado sus costes operativos, acumulando pérdidas estos últimos años», remarcan.

Desde enero de 2016, las térmicas incluidas en dicho plan sólo contaban con 17.500 horas de funcionamiento, por lo que, de no acometer las inversiones necesarias para adaptarse a la directiva europea, deberán cesar su actividad el 30 de junio de 2020 o antes si se cumplen las horas programadas de operatividad.

Endesa, propietaria de Compostilla, también anunció recientemente el cierre de la central de Cubillos del Sil.

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