Diario de León

HOSPITAL DE ÓRBIGO

Rescatan ileso a un pescador de 86 años que pasó toda la noche atrapado en el barro en un tramo del río Órbigo

Al hombre, que estuvo desaparecido 20 horas y vio cómo le buscaban aunque no le oían, aún le quedaban ganas de bromear cuando lo rescató la Guardia Civil

Un guardia, durante la búsqueda desplegada ayer.

Un guardia, durante la búsqueda desplegada ayer.

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León

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A. Domingo | Redacción

A sus 86 años permaneció unas 20 horas atrapado en el barro, en el río Órbigo, a cuyo cauce se había acercado el miércoles por la tarde a pescar. Y, sin embargo, fue rescatado sobre la una de la tarde de ayer por la Guardia Civil, en buen estado de salud —no precisó más asistencia médica que un reconocimiento— y de buen humor pese al contratiempo y las incomodidades que sufrió.

Es la aventura de un avilesino, veraneante en Moral de Órbigo, que dio un buen susto a su familia al ver que la noche se echaba encima y el pescador no regresaba a casa. Quizá le ayudaran los santos Joaquín y Ana, patronos de los abuelos —cuya fiesta se celebraba ayer— o la paciencia que se gana con la edad le ayudara a superar el trance.

La familia dio aviso de la desaparición a la una de la noche del miércoles. El veterano pescador no atendía el móvil —se estropeó por el agua— y se encontró su coche cerca del puente de Hospital de Órbigo.

Patrullas de seguridad ciudadana se desplegaron tras recibir el aviso, mientras que el amanecer llevaba al Órbigo un helicóptero de la Benemérita, a los agentes del Servicio Cinológico con base en Zamora para la el rastreo con perros, al Seprona y al Grupo de Actividades Subacuáticas (Geas). Un importante despliegue con una finalidad humanitaria, al que el pescador escuchaba gritar su nombre e incluso vio como la nave del Servicio Aéreo pasaba a muy pocos metros de su cabeza —volaba a ras del agua—, sin que sus respuestas a las continuas llamadas llegaran hasta quienes trataban de dar con su paradero.

Cautiverio ‘al vacío’

Equipado con sus vadeadores, en su búsqueda de un buen lugar con el que probar su habilidad con las truchas, el desaparecido cayó en una poza de barro, de suerte que los pantalones de pesca crearon un vacío que mantenía bien agarrado el cuerpo al barro que lo atrapaba.

Dicen quienes presenciaron el rescate que al asturiano aún le quedaban ganas de bromear cuando los agentes lo recuperaban del barro y lo subían a una ambulancia, donde pasó reconocimiento médico. No fue necesario su traslado a un centro médico. El pescador señaló que al ver caer la tarde supo que tendría que pasar la noche en tan singular cautiverio, a unos cientos de metros del puente en el que don Suero de Quiñones rompió lanzas con los caballeros que trataron de vadear el río Órbigo, tan menguado este año. Lo que las crónicas no cuentan es si el barro engulló alguno de los guerreros.

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