León sufre el peor incendio desde 2012 y el embalse del Luna supera sus mínimos
La CHD garantiza el suministro de agua a la población pese a la escasez de reservas hídricas de los embalses.
La provincia sufre una de las sequías más preocupantes de los últimos años. Cuando hoy se abre el año hidrológico 2017/2018, las reservas de los pantanos indican que mucho ha de llover y nevar para recuperar los niveles que permitan óptimas condiciones para la agricultura en la próxima campaña y el sostenimiento de un medio ambiente que reclama agua con urgencia. Así, no es casualidad que la provincia haya vivido sus peores incendios en años de sequía. Si este verano las llamas arrasaron 9.718 hectáreas en los municipios de Truchas y Encinedo, en 2012, cuando se produjo la sequía anterior, fueron 11.724 hectáreas —un 90% de estas, de superficie arbolada— las arruinadas por el fuego en un siniestro que afectó a Castrocontrigo, Luyego, Quinta y Congosto, Destriana, Luyego y Palacios de la Valduerna.
Cabe recordar que 6.233 hectáreas se perdieron en 471 incendios forestales sólo entre el 1 de enero y el 31 de mayo.
Un 13% menos de precipitaciones en el año hidrológico influye en el abastecimiento de agua, la agricultura y el medio ambiente y permite hablar de sequía histórica en el embalse de Los Barrios de Luna. Atendiendo a los datos de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), el promedio de reservas desde 1995 a la actualidad es inferior al de cualquier otro año con el que se compare. Atendiendo a la serie de datos de reserva al finalizar el mes del sindicato central del embalse —se remonta a 1984/1985— este año tan sólo es comparable a 1986/1987 y 1991/1992, teniendo en cuenta que en el último las lluvias de abril y mayo mejoraron sensiblemente la situación.
No hay que olvidar que dos terceras partes del agua que consume León llegan del Los Barios de Luna, que ayer marcaba 16,30 hm3, un 5% sobre el total . A pesar de las alarmantes imágenes de los embalses prácticamente vacíos que estos días inundan las redes sociales, la CHD asegura que aunque siguiera sin llover en los próximos meses, algo que se considera improbable, el suministro de agua para consumo humano está garantizado hasta enero de 2018 en toda la cuenca. Esto no significa que antes de llegar a esta fecha límite no se lleven a cabo medidas excepcionales para que no se llegue al vaciado total de los pantanos. Estas medidas podrían comenzar este mes, con un nuevo descenso de los caudales ecológicos de los ríos.
Las persistentes lluvias del año del otoño de 2015 al verano de 2016 salvaron al embalse de Riaño de superar los bajos registros de 2002, aunque prácticamente haya terminado tan exhausto como entonces, con 91,1 hm3 —un llenado del 15%— que marcaba ayer, 0,8 hm3 menos que en el peor año registrado desde 1995. Comparando promedio de reservas de ambos años, el volumen embalsado es mayor en el último año hidrológico hasta el mes de junio con respecto a 2001/2002. Mayo, junio y julio marcan peores registros medios que entonces para volver a ponerse por encima en agosto y septiembre.
El Porma tampoco empeora los datos de 2001/2002 —aunque se acerca—, que ayer disponía de un 16,6% de su capacidad, con 52,6 hm3 embalsados. Por último, la sequía no ha azotado Villameca como en 2002 y 2012, sus peores campañas desde 1995. Ayer guardaba 2,8 hm3, un 14% de su volumen.
Una información de María Carnero, Maite Rabanillo, Pablo Rioja y Alberto Domingo.