LEÓN ■ CULTIVOS
El lúpulo prepara su vuelta al Torío
Roberto Guerra, que conoció la explotación de su abuelo, plantará de 1,5 a 2 hectáreas al cultivo en primavera Asegura que las explotaciones del valle obtenían «altos rendimientos»
A. Domingo | Redacción
El sueño de que el lúpulo regrese a valles que abandonó con el declive del cultivo no parece lejano y es muy posible que los postes y alambradas vuelvan al Torío esta primavera. Así lo ha proyectado Roberto Guerra Aláiz, que espera poner plantas en 1,5 o 2 hectáreas de Villanueva del Árbol —municipio de Garrafe de Torío— si consigue superar los trámites administrativos para la construcción de una nave en la que procesar la producción.
De 31 años y militar, Guerra se dedica ahora a la agricultura como segunda actividad. Pero se prepara para que sea su medio de vida cuando tenga que dejar el Ejército a los 45 años. Pese a su juventud vio crecer el lúpulo en el valle del Torío, en la explotación de su abuelo. Era una chaval —tenía 14 o 15 años— cuando su abuelo colgó los aperos y no tuvo quien siguiera al frente de las tierras, ya que su madre era hija única.
Ahora tramita ante la Junta de Castilla y León la construcción de una nave para introducir la maquinaria agrícola —tractor, remolque, peladora y secadero, principalmente— en una zona en la que no se realizó concentración parcelaria y las infraestructuras de riego, «con acequias y presas de tierra, continúa como hace cien años». Opina que la cercanía a León hizo pensar más a los habitantes del valle en la venta de las tierras para la construcción que en la producción agrícola, donde no había relevo generacional. Pero él ve una vega «que puede dar de todo» por la fertilidad del terreno, con pocas posibilidades por la estructura minifundista de las parcelas. «Si he optado por el lúpulo es porque basta con parcelas pequeñas», explicó Guerra, que también se ha informado de la rentabilidad del cultivo y de cómo se daba en el valle del Torío. Según le han comentado, el lúpulo de este valle era «incluso mejor que del de la zona de Carrizo», con explotaciones con altos rendimientos.
La inversión prevista
Estima la inversión en unos 150.000 euros —incluida maquinaria, instalación de paleras y construcción de la nave—, que le obligarán a solicitar un préstamo para comenzar la actividad. También solicitará las ayudas a la incorporación de jóvenes a la agricultura, pero mantendrá su empeño aun cuando no se le otorgue este subsidio. Otro asunto que tendrá que cerrar es si se decide por las variedades que se cultivan en la actualidad —Columbus y Nugget— o si, por el contrario, espera a las que se ensayan en este momento.
Burocracia
Lo que realmente le preocupa es la tramitación burocrática de la nave agrícola que precisa. «Antes, con un tendejón bastaba para procesar el lúpulo. Ahora te exigen que entre el tractor con el remolque en la nave, donde está la peladora y el secadero y que este último disponga de un intercambiador que evite que los gases afecten a la flor»,
Sin embargo, las normas urbanísticas fijan construcciones en terrenos agrarios que limitan su superficie al 10% de la finca, así como las alturas, por lo que precisa «tramitar un uso excepcional de suelo rústico» ante la Junta de Castilla y León.
El proyecto se condiciona a que el trámite termine con éxito. Será entonces cuando solicite el crédito, contrate el proyecto para edificar la nave y solicite los permisos de obra. Y le urge, porque el lúpulo «no da nada el primer año y ya el segundo, un poco».
Tras iniciar los trámites necesarios para poner en marcha su explotación de lúpulo, Guerra considera que lo importante para el emprendedor «es que la Administración le impulse» y, en todo caso, que no suponga una traba.