tecnología y medio ambiente
Un nido de águila real retrasa las obras de la fibra óptica a San Isidro
La Junta obliga a Telefónica a modificar el proyecto en el Porma para proteger esta especie.
maría carnero | león
Se trata de uno de los proyectos más ambiciosos de Telefónica de España en la provincia de León, llevar la fibra óptica a la estación invernal de San Isidro, para que sus usuarios puedan disfrutar de Internet a la más alta velocidad. Para ello, la empresa de telefonía apostó por el cableado aéreo, —se llegó a plantear cable subacuático para atravesar el pantano del Porma—, cuyo principal escollo está en sortear las 1.249 hectáreas que ocupa el embalse y en causar en menor impacto posible en esta zona incluida en su totalidad dentro del Parque Regional de Picos de Europa.
Después de plantear distintos proyectos y de superar los minuciosos estudios de impacto ambiental exigidos por la administración autonómica en una zona con una protección ambiental tan alta, los trabajos comenzaron en otoño del año pasado. Poco duraron las obras, ya que los agentes medio ambientales de la zona, se percataron de que los trabajos realizados no discurrían exactamente por el trazado contemplado en el proyecto inicial y, lo peor de todo, que se acercaban a un lugar donde desde hace años anida un ejemplar de águila real, una de las especies más emblemáticas y a la vez amenazadas de la provincia, e incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas.
Los agentes medio ambientales redactaron un informe con lo sucedido que presentaron ante la delegación territorial de Medio Ambiente que rápidamente paralizó los trabajos. Desde la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León se exigió a la empresa que una modificación del proyecto para evitar que los tendidos se acercaran lo más mínimo a la zona donde anida el águila, que ha tenido que someterse a una nueva Declaración de Impacto Ambiental. Desde la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León se ha destacado la «disponibilidad» de la empresa, para subsanar el error, y continuar con unos trabajos de «vital importancia para la zona rural» sin causar el mínimo impacto en el medio ambiente.
El pasado mes de noviembre, el Boletín Oficial de Castilla y León (Bocyl) publicaba la resolución por la que se daba luz verde a la modificación de la declaración de impacto ambiental. Después de este trámite la empresa reanudará los trabajos cuanto antes, para que concluyan antes de que termine el año.
Para llevar la alta velocidad a la estación de San Isidro, Telefónica de España había planteado en un primer momento la posibilidad de utilizar cable subacuático a través del pantano, propuesta que fue más tarde descartada por los ingenieros ya que suponía un elevado impacto ambiental y además disparaba el coste económico de la instalación.
Según la empresa, el soterramiento terrestre y acuático supone la apertura de numerosas zanjas y movimientos de tierras, la alteración de las condiciones ambientales de pantano y la creación de caminos para la llegada de la maquinaria necesaria para entrar hasta el embalse, algo que no es factible en una zona con tantas figuras de protección como Picos de Europa y que es además área de recuperación del oso cantábrico y también del urogallo, dos especies en peligro de extinción, especialmente la última.
Por este motivo, se optó por la instalación de un tendido aéreo de telefonía, que supone levantar 7.700 metros de línea nueva de cable de fibra óptica, prendidos en 148 postes de madera, para lo cual se llevarán a cabo labores de desbroce de 50 centímetros de anchura para permitir el paso de la línea en aquellos tramos en que sea necesario.
Los 148 postes necesarios para soportar la línea telefónica son madera, para mitigar su impacto ambiental y visual. Para su colocación, los agujeros se realizan a mano, sin maquinaria pesada para los movimientos de tierra, con azadones especiales para este tipo de trabajos. Telefónica no prevé la construcción de caminos para realizar las obras, sino que utilizará los construidos en su día para levantar el tendido eléctrico, y en aquellos puntos donde no haya, se llevarán a pie o utilizando vehículos especiales.
La zona afectada por el proyecto discurre entre el punto kilométrico 10,3 de la carretera LE-331, cercano a la presa del Porma, y el 18, que entronca con la carretera de Reyero.