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El cocherón para convoyes se usó «tres veces» en 2017

Cuentas critica los 4,2 M€ gastados en una estación ferroviaria en desuso en San Feliz

Fotografía de archivo del cocherón que iba a albergar convoyes de todo tipo, en el que la extinta Feve invirtió 1.238.000 euros. RAMIRO

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León

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A. Domingo | San Feliz de Torío

Una inversión de 4,2 millones de euros no ha sido capaz de sacar de su rutina a la estación de San Feliz de Torío —municipio de Garrafe—, pese a formar parte de un proyecto que la iba a convertir en el punto neurálgicos de la antigua Ferrocarriles de Vía Estrecha (Feve), hoy integrada en Renfe. Y es que el cocherón construido para albergar a los trenes se utiliza en contadas ocasiones, cuando es necesario guardar el ‘Transcantábrico’ —convoy turístico de lujo—, pero no alberga, como estaba pensado, a los cercanías, que acercan a los vecinos de parte de la montaña a la capital, ni a otros convoyes de lujo.

La inversión ejecutada en San Feliz y su bostezo perezoso resultante no han pasado inadvertidos ni a los trabajadores de la desaparecida sociedad estatal ni a quienes ven languidecer el servicio —con la sustitución de trenes que no llegan por autobuses— ni al Tribunal de Cuentas, que en un informe de fiscalización publicado a finales de noviembre y relativo al periodo 2005-2012 advierte que el cocherón «se encuentra actualmente en desuso» (BOE 284, de 22 de noviembre de 2017, Sección III, Pág. 112.695). La nave se construyó en los ejercicios 2010 y 2011, a la vez que se reformaba la estación, de la que es anexo. Las actuaciones de Feve en León capital —donde se pretendía instaurar el tranvía como alternativa al transporte público— impedían «que los trenes turísticos pudiesen llegar hasta la estación de Matalla (estación central de Feve en León)», convirtiendo San Feliz en la estación central.

La ampliación de la playa de vía y la construcción de un andén de 240 metros, señaló Cuentas en su informe, y la construcción de un andén de 240 metros supusieron un gasto de 2,99 millones de euros, mientras que el cocherón, «con tres vías donde se pudieran realizar pequeñas reparaciones y almacenar vagones no utilizados en temporada baja», costó cerca de 1,24 millones. Lo desolador del asunto es leer a continuación «durante los trabajos de fiscalización se ha comprobado que el cocherón se encuentra actualmente en desuso, tal como se desprende de las fotografías de las instalaciones visitadas». Imágenes que el BOE reproduce —no es precisamente el contenido gráfico el fuerte de la publicación oficial—.

«Escasa racionalidad»

Para el organismo fiscalizador la estación San Feliz de Torío es uno de los proyectos de Feve que sufrieron «alteraciones sustanciales en su ejecución, en la prioridad dada a su necesidad o a su destino final respecto de las previsiones iniciales, alteraciones en ocasiones aparentemente ligadas a cambios en los gestores de Feve, lo que pone de manifiesto una escasa racionalidad en las decisiones de inversión adoptadas en el periodo fiscalizado, defectos en la planificación y en el seguimiento de la ejecución de las inversiones».

Ante este juicio siempre podría alegarse que la estación —y el cocherón— se inauguraron el 29 de julio de 2011 y el juicio del tribunal alcanza hasta el ejercicio 2012, por lo que habría que saber qué ha ocurrido desde entonces a la actualidad. Sin embargo, no es más benévolo con la sociedad estatal de ancho métrico el juicio del Sindicato Ferroviario (SF-Intersidical), que apunta que las ocasiones en que se ha utilizado el cocherón han sido «contadas» en los últimos años. En 2017, el ‘Transcantábrico’ ha sido el huésped de este ‘aparcamiento’ de trenes en tres ocasiones y, en una de éstas, los vagones sirvieron de lienzo a grafiteros de dudoso gusto y pericia artísticos, obligando a restaurar los paños dañados. Fruto de este acto vandálico, se instalaron rejas en la ventanas. Además del ‘Transcantábrico’, San Feliz de Torío también iba a a albergar al ‘Expresso de La Robla’ y el ‘Ciudad de León’.

La estación dispone de un despacho de billetes junto al cocherón y, nada más pasar este edificio, hay otra pequeña nave a la que aún no se ha dado utilidad. Un atril, del día de la inauguración —sostiene SF-Intersidical—, preside la estancia prácticamente vacía. Un bote de pintura y dos carros de equipaje forman el resto del mobiliario de un almacén cerrado en su mayor superficie por cristal y en cuyo exterior se mantiene un anuncio de los de antes: en plaqueta cerámica, para que resistiese mejor el paso del tiempo. La inversión en San Feliz de Torío no encontró el soporte para resistir la última crisis económica, los recortes y tampoco la despoblación de la montaña.

Un aspecto exterior de la nave en San Feliz de Torío. RAMIRO.