PROVINCIA ■ ECONOMÍA
Gas Natural apuesta por la térmica de La Robla pero exige a Nadal rentabilidad
Villaseca reclama seguridad jurídica de al menos diez años para decidir las inversiones
Gas Natural Fenosa puede afrontar las inversiones medioambientales que exige la Unión Europea para su central térmica de La Robla (en desulfuración y desnitrificación), y confirma el cierre de Anllares (en al que participa con Endesa); pero deja en el aire el futuro de sus otras dos térmicas de carbón, la de Tineo en Asturias y la de Meirama en A Coruña. Porque sigue sin tener claro que las inversiones a las que obliga la legislación comunitaria mantengan los criterios de rentabilidad que requiere la empresa. Así lo señaló el hasta ahora consejero delegado de la compañía eléctrica (dejará su cargo en abril, después de 14 años), durante la presentación de resultados de la compañía.
Una intervención en la que Gas Natural contestó las dos principales medidas que el Ministerio de Energía quiere poner en marcha respecto al mercado de generación: las limitaciones a la decisión de las empresas de cerrar las térmicas de carbón y las condiciones para el cierre de las nucleares.
En realidad la eléctrica ya ha llevado a cabo parte de las inversiones requeridas en la térmica de La Robla, aunque sigue acogida al Plan Nacional Transitorio. La evolución del negocio en el último año no ayuda a apostar por inversiones arriesgadas, ya que los costes de producción de luz por los factores climatológicos superaron las previsiones de las empresas, que además presionadas por la fuerte competencia no trasladaron el encarecimiento a buena parte de sus clientes, según Villaseca.
El consejero incidió en el exceso de capacidad de generación que existe en España, lo que provoca mayor incertidumbre para el futuro de las centrales. Especialmente aquellas que sean «ambientalmente insostenibles o no rentables económicamente». Villaseca recuerda al Gobierno que independientemente de las opiniones sobre cómo afrontar la descarbonización las compañías «tienen que buscar la rentabilidad de sus inversiones».
Para ello exige que exista una seguridad jurídica que no se ha dado en los últimos años, y que al menos durante los próximos diez años no haya cambios regulatorios o nuevas medidas medioambientales desde la UE o desde el Gobierno que provoquen que las inversiones realizadas no sean rentables.
Respecto al cierre o no de las térmicas, Gas Natural insiste en que tiene que tenerse en cuenta la óptica medioambiental, aunque «a las empresas les toca ver si las inversiones que tienen que hacer se justifican desde un punto de vista económico y del valor que tienen que dar a sus accionistas».