La sequía y el duro invierno matan a más de un tercio de las colmenas de la provincia

Una sequía sin precedentes en la provincia y un invierno largo y duro han supuesto la pérdida de más de la tercera parte de los enjambres destinados a la producción de miel, según datos de la Asociación de Apicultores de León. Ha sido tras el invierno cuando se ha visto la falta de actividad en estas colmenas «entre un 30 y un 40%», señaló José Antonio Panera, secretario de la asociación apícola, cifra que se alcanza «no sólo en León», sino también en otras zonas productoras.

Con un censo de 49.918, según datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama) correspondientes a 2016, León ha perdido en el mejor de los casos 15.000 colmenas y 20.000 en el escenario más lamentable.

Los apicultores leoneses esperaban una alta mortandad en sus enjambres a consecuencia de la sequía, que privó a las abejas de alimento durante meses. La falta de precipitaciones y de floración fue «el desencadenante» de esta situación, pues la falta de comida motivó que las colonias entrasen en el invierno ya no sólo sin alimento sino sin haber realizado una cría que rejuveneciese la población de las colmenas, lo que, sumado «al invierno tan duro que hemos tenido, ha provocado que mueran muchas», explicó Panera. «Un mes de febrero suave hubiera propiciado la cría» y, por lo tanto, un balance menos drástico.

El secretario de los apicultores leoneses apuntó que las abejas «necesitan entrar jóvenes en el invierno para resistirlo y con reservas de grasa suficientes, lo que este año no fue posible por la falta de polen. Además, no acabamos de salir del invierno, lo que provoca que las abejas continúen muriendo». En circunstancias normales, añadió, las colonias de abejas domésticas reúnen unos 60.000 individuos en verano para salir del invierno con 20.000.

Formar nuevo núcleos

La pérdida de colmenas «no se reflejará bien en la estadística oficial, que se elabora en los meses de enero y febrero, porque los apicultores comprobamos su estado más adelante», añadió. Los miembros de la Asociación de Apicultores de León controlan unas 30.000 colmenas en la provincia y es de la inspección de éstas de las que concluyen el resultado de las que han cesado la actividad.

Ante este panorama, los apicultores se ven obligados «a formar nuevos núcleos en primavera», actividad que supone «producir menos miel». Sin embargo, Panera huye de catastrofismos y señala que lo más probable es que León finalice este año «con las mismas colmenas que el año pasado, pero con menos producción». La mayor profesionalización que ha vivido el sector en los últimos años propicia la recuperación: «Hay gente cada vez más preparada para la formación de nuevos núcleos».

Menos miel

Con respecto a la caída de producción que pueda registrarse, Panera subraya que las lluvias anuncian «una primavera buena y, si vienen buenas temperaturas, las colmenas podrán criar. Aunque de momento el tiempo no ayuda, podemos tener un año aceptable».

León tiene capacidad para producir 1.000 toneladas de miel en un año bueno. Se estima que cada colmena puede dar 20.000 kilos y el número de éstas en la provincia se acerca a las 50.000 colmenas en producción sin descontar las que se han perdido. Los apicultores leoneses cerraron la campaña de 2017 con alrededor del 10% de la cantidad habitual.

La sequía llevó a que muchos apicultores aportasen complementos alimenticios a las colmenas para paliar en la medida de lo posible los daños en una campaña en la que casi no se recogió miel oscura, la más valorada de la que se obtiene en León. Ya en 2016, el exceso de lluvia supuso una caída de la cantidad producida, con 748 toneladas.