CABREROS DEL RÍO
Un proyecto de mapeo de fincas y uso de drones logra ahorrar agua de riego
La iniciativa consigue aumentar rendimientos con la siembra variable
armando medina | cabreros
«En este momento hay suficientes tecnologías al alcance del mundo rural, del agricultor y el ganadero, que nos pueden ayudar a aumentar la rentabilidad, reducir bastante el consumo del agua y un poco los costes. En definitiva, sacar el mayor rendimiento a las explotaciones con el mismo esfuerzo». Con estas palabras resumía ayer Matías Llorente, presidente de la Comunidad de Regantes de la Margen Izquierda del Porma, el objetivo del proyecto de Densidad Variable y Teledetección. Una iniciativa piloto a tres años de la que ayer se presentaron las conclusiones de su primera campaña con datos muy satisfactorios. «Ha habido resultados óptimos que nos dicen que ha merecido la pena», afirmó.
En líneas generales el proyecto consiste en utilizar las tecnologías más avanzadas, incluidos los drones, para analizar las tierras, su capacidad de retener la humedad, su cantidad de arcillas, la conductividad eléctrica y otras variables para crear mapas concretos, incluso de distintas zonas de una misma parcela, que luego sirvan para saber exactamente la densidad de semilla que hay que echar en la siembra, el agua que se debe utilizar en el riego... Con el uso de imágenes de satélites y de drones se aprecia la nascencia, la aparición de enfermedades que desde el exterior de las fincas sería imposible de ver y así actuar de la manera más rápida.
Con todos los datos obtenidos se elaboran ‘mapeados’ que se introducen en las máquinas de siembra variable que funcionan así de forma automática. Y lo mismo con el riego. «Queremos que el sistema haga una mayor y mejor utilización del agua y que sea el propio sistema el que dé las órdenes de riego y la cantidad de agua a utilizar según las características del suelo, el desarrollo de la planta o las condiciones climatológicas», señala Llorente. Es decir, sustituir la intuición y la experiencia del agricultor por datos objetivos que permiten ahorrar agua y aumentar producciones.
El proyecto piloto tiene una duración de tres años. Está promovido por la Comunidad de Regantes de la Margen Izquierda del Porma (que es el titular del convenio) y se han sumado a la iniciativa la empresa Tragsa que es la que lleva la gestión de riego, la cooperativa Ucogal que aporta las fincas y las maquinarias y la empresa Dekalb que suministra los híbridos de semillas de maíz que mejor se adaptan a la zona. Está financiado por la Diputación de León con 38.000 euros al año «que sirven para pagar al personal que realiza los estudios». Esta financiación de la institución provincial lleva aparejada la condición de «presentarle los resultados para que se pueda extrapolar al resto de comunidades de regantes de la provincia».
De las 300 hectáreas que forman parte del proyecto, en este primer año se ha trabajado sobre 102 con una gran variabilidad en las que se incluyeron algunas que se riegan con regadíos modernizados (pívot y aspersión) y otras con riegos tradicionales por inundación. En algunas se aplicó siembra variable y en otras no. En unas se utilizaron los datos proporcionados por el sistema y el mapeo y en otras se realizaron trabajos tradicionales para ver si los resultados son buenos. Y lo son. Como curiosidad, el riego con pívot consume menos agua que la aspersión.
Las conclusiones de este primer año reflejan que la siembra variable en sí misma no es rentable, lo importante es realizar correctamente los mapas de prescripción (teniendo en cuenta todas la variables). La siembra variable permite ahorrar agua y energía. Los datos obtenidos este primer año van a permitir ser cada vez más eficaces y retroalimentar el sistema con más datos para conocer más a fondo el terreno y mejorar los índices de cultivo para la teledetección. Precisamente, la teledetección aporta una seguridad y conocimiento del cultivo en tiempo real para poder actuar en momentos puntuales pudiéndose anticipar a los problemas de enfermedades, falta de agua.... Al final, el conocimiento exhaustivo del terreno va a permitir crear parcelas más uniformes y aumentar la producción.
Este año se sumarán otras 70 hectáreas y ya se ha adquirido un dron y se ha contratado un técnico en teledetección. «Ahora hay un problema serio. Hay varias casas que se están dedicando a contratar individualmente con el agricultor estas cosas. No queremos que nadie se meta aquí a hurgar y que eso le cueste más al agricultor. Queremos que sean las propias comunidades de regantes las que ofrezcan este servicio para todos», dice Llorente.