Laguna de Negrillos
Una leyenda hecha Voto en honor a la Virgen del Arrabal
Los vecinos celebran la procesión de su fiesta más íntima, marcada por la lluvia, con un cortejo al que acompañan los danzantes de la villa
Laguna de Negrillos, villa cargada de historia, tradiciones y leyendas. Villa religiosa, vecinos orgullosos de su ser más íntimo, de su cultura, de su patrimonio. Capaces de trasnochar para disfrutar en un concierto de rock y, al día siguiente, abarrotar las calles al paso de su patrona, la Virgen del Arrabal. Fiesta y fe, disfrute y religiosidad aquí conviven en perfecta armonía; con una normalidad envidiable.
La noche del sábado quedará en el recuerdo de muchos laguneses. Sobre el escenario, la banda cordobesa Medina Azahara, toda una leyenda del rock nacional con cerca de cuarenta años de trayectoria. A pesar del frío, cientos de personas de todas las edades y de todos los puntos de la provincia acudieron a la plaza de la Casa de Cultura para disfrutar de un concierto marcado por la interacción entre público y artistas.
Pasada la verbena, ayer tocó ponerse serios. Y ahí también los vecinos de Laguna de Negrillos saben estar mejor que nadie. Y más si se trata de honrar a su Señora del Arrabal. Es la fiesta de Voto, quizá la más íntima y sentida en esta localidad paramesa. Como toda manifestación humana necesita de un mito, de un hecho o punto de partida en el que sustentarse. Y aquí también hay una leyenda, una historia que lo explica todo.
Cuentan, que hace muchos, muchos años, allá donde la memoria se pierde, un obrero trabajando a las afueras del pueblo dio con su pico en un objeto duro. Al descubrirlo se dio cuenta de que era una imagen de la Virgen María, sentada, portando en su regazo al Niño Jesús. El hombre enseguida gritó ¡Milagro! Era un tiempo en el que la comarca estaba asolada por una gran sequía y los vecinos hicieron un Voto. Pidieron a la Señora que les enviara agua para sus sedientos campos y guardase sus cosechas. Ella cumplió y los laguneses también. Le levantaron un templo en su honor en el lugar en el que apareció. Y a Ella la veneran con la advocación de aquel paraje, el Arrabal. Cada año celebran una fiesta en señal de agradecimiento. Y lo hacen como mejor saben, cantando y bailando. El grupo de danzantes acompaña a todos los actos.
Es en esta fiesta el único día del año en el que la Virgen sale de su iglesia. Ayer tuvo lugar la procesión para devolver la imagen a su ‘casa’. No faltó el tradicional canto del ramo. El acto estuvo marcado por la lluvia que obligó a acortar el recorrido y proteger la imagen con un plástico.